El sueño europeo del Rayo Vallecano


En la temporada 2000/2001, el Rayo Vallecano disputó la Copa de la UEFA. No lo consiguió por clasificación directa, sino obteniendo una invitación por “fair play”. Esto fue un hecho histórico, ya que el club en ese momento tenía el segundo presupuesto mas bajo de toda la liga.

Corría la temporada 1998/1999 y Juande Ramos tomó las riendas del club madrileño en la Segunda división española. En ese mismo año, el club rayista consiguió el ascenso a la máxima categoría del futbol español. A lo largo del año siguiente comenzaría una etapa de ensueño, que jamás había vivido el club rayista. Primeramente, en su primer año en primera división tras el ascenso, conseguirían batir todos sus récords, terminando en novena posición y plantando cara a los mejores equipos del mundo, ya que consiguieron la victoria en el Camp Nou frente el Futbol Club Barcelona y  un empate en el Santiago Bernabeu, contra el Real Madrid.

Esta gran temporada llegó a su clímax con la invitación por «fair play» para disputar la Copa de la UEFA. La invitación por «fair play» consistía en sortear unas plazas entre todas las federaciones europeas, y dentro de cada una de las que fueran elegidas se seleccionaría a los equipos que menos tarjetas hubiesen recibido en la temporada anterior.

Los elegidos fueron el Rayo Vallecano, el IFK Norrkoping sueco y el Lierse belga. Esta clasificación permitió que, el entonces capitán, Jesús Diego Cota, cumpliera su sueño de disputar una competición continental con el Rayo. El equipo se enfrentaba al reto más bonito de toda su historia, con Juande Ramos afrontando su tercer año en el banquillo de Vallecas. Para desempeñar un buen papel y tratar de aprovechar la oportunidad que la UEFA les había brindado, tenían que reforzar el equipo, y así lo hicieron.

Llegaron Ballesteros y De Quintana, para reforzar, y de que manera, la defensa. En ataque, llegaría el Bosnio, Bolic, que jugaría un gran papel en el futuro del equipo. Antes de poder codearse con los mejores equipos de Europa, el Rayo tenía que disputar una fase previa frente a la Constelació Esportiva de Andorra. Los franjirrojos debutaron a lo grande con un 10-0 en el partido de ida y un 6-0 en la vuelta, haciendo un global de 16-0, convirtiendo a los madrileños en el equipo español que ha conseguido mayor diferencia de goles en una eliminatoria de competición europea. Récord que se mantiene hasta la fecha.


Todo era alegría y celebraciones pero en el partido de vuelta, Cota, anteriormente mencionado, se lesionó de gravedad. Esta situación supuso un varapalo para el lateral madrileño ya que se frustraría su sueño de ayudar al club de sus amores a avanzar rondas en Europa. En la primera ronda, el Rayo se encontró con el Molde, un equipo puntero en la liga noruega en aquel entonces. Tras ganar 1-0 en el partido de ida y conseguir un empate en la vuelta, los de Vallecas avanzaron a la segunda ronda, donde le esperaba el Viborg danés.

Se clasificaron por la mínima los franjirrojos, gracias al computo doble de los goles fuera de casa. Los daneses se impusieron por 0-1 en la ida en Vallecas, pero el Rayo supo sobreponerse y consiguió la victoria por 1-2 en el Viborg Stadion, lo que le permitió clasificarse para los dieciseisavos de final.

La cosa comenzaría a complicarse, ya que los madrileños tenían que enfrentarse contra el todopoderoso Lokomotiv de Moscú, con la ventaja de que el partido de vuelta sería en Vallecas. Los de Juande Ramos consiguieron aguantar en el partido de ida, obteniendo un 0-0 muy valioso para afrontar la vuelta. En casa, los goles de Bolic y Alcázar valieron para conseguir un 2-0 que les permitiría avanzar a octavos de final, algo completamente inesperado para todo el ámbito futbolístico.


El Girondins de Burdeos, líder de la liga francesa en aquel momento, sería el próximo rival que recibiría Vallecas. Nadie tenía esperanzas puestas en ese pequeño equipo de barrio, de hecho ningún canal de televisión emitió el partido. Los franceses golpearon primero con un gol de Laslandes en el minuto tres, lo que silenció a todo el estadio. Tras el gol, el Girondins decidió ser conservador y renunciar al ataque, lo que hizo que la eliminatoria se comenzase a complicar. Pero a los veinte minutos, un gol de De Quintana devolvía las esperanzas. A raíz de ahí, el partido comenzaría a volverse tosco y aburrido. En el minuto 73, Poschner inició una carrera sensacional desde el centro del campo para asistir a Bolic, que soltaría un cañonazo que perforó la portería de Rané, desatando la locura en Vallecas. Posteriormente, un disparo sin peligro alguno de Quevedo, tocó en un defensor y supondría el 3-0. El éxtasis llegaría con el último tanto, el 4-1, en el minuto 90 tras una falta ejecutada por Míchel.

Este resultado dejaba la eliminatoria prácticamente encarrilada para los de Juande, que para colmo se impondrían por 1-2 en Burdeos, dejando un global de 6-2 frente al líder de la Ligue 1.


Los cánticos de “El partido que viene, Rayo – Liverpool”, se promulgaban por cada rincón del barrio de la capital, y las calles de Vallecas eran eco de la heroicidad que el equipo de la franja estaba consiguiendo.

Llegarían los cuartos de final, y un modesto e ilusionado Alavés sería el próximo rival, que llegaba invicto y tras eliminar nada mas y nada menos que al Inter de Milán. El Alavés no dio opciones al Rayo. Un 3-0 en Mendizorroza dejaría la eliminatoria sentenciada. La victoria por 2-1 en Vallecas no sería suficiente y el sueño vallecano por Europa llegaría a su fin. El fútbol te da una de cal y otra de arena y tan solo tres años después de todo lo conseguido, el Rayo caería en picado, aterrizando en la Segunda División B, de donde le costaría nueve años volver a salir.

 

Este Rayo dejaría huella en Vallecas, donde aún se recuerda, con pelos de punta, los momentos de júbilo y emoción, pero sobre todo deja la sensación de que será complicado que un equipo de barrio vuelva a disputar dicha competición europea y que la defienda y la compita de la manera que esos jugadores lo hicieron.

Post Dani Moreno

 

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