Entrar en "La Zona"


Existe un lugar donde todo jugador de élite aspira a llegar. Es un lugar donde no hay límites, donde no hay presión y donde no existen inseguridades. Allí todo se vuelve inexplicablemente sencillo, y te invade una sensación de control, plenitud y fluidez que jamás habías experimentado. Esa ansiada localización no se encuentra en otro sitio más que en tu mente, y cuando llegas no hay ningún cartel que lo diga, pero tu lo sabes:

Estás en “La Zona”.

Éste no es un término excesivamente extendido en las retrasmisiones deportivas. De hecho, los locutores suelen utilizar expresiones coloquiales como “estar enchufado, estar de racha o estar On Fire”, y tan sólo algunos periodistas o ex deportistas pronuncian el término durante un partido, en parte sabedores de la fuerte connotación que esta tiene. Y es que no todos los jugadores de élite son capaces de entrar en “La Zona”, pues este lugar queda únicamente reservado para los atletas más preparados del mundo, y se da cuando confluyen en el tiempo una gran virtud física, técnica y mental.

Y mientras, tú te estarás preguntando: ¿Qué es La Zona?

La Zona es el lugar de la mente donde todo fluye. Donde cada entrenamiento, cada gota de sudor, cada sesión de video, ronda de tiros, trabajo en gimnasio, TODO, se alinea para permitir al jugador sentir una de las sensaciones más plenas que puede haber en el deporte profesional. De repente todo te sale, da igual lo que intentes y da igual quién trate de pararte. Tu ya eres invencible.

El jugador que entra en La Zona siente que fluye. Siente que no hay esfuerzo y que su mente va a una velocidad muy diferente al resto de la realidad que le está rodeando. El balón se vuelve más manejable, los rivales más lentos y el aro mucho más ancho

Pero a esto no se le llama “estar en racha”, tampoco se ha de confundir con el heroico Clutch Time, o la determinación de un jugador en los minutos (o segundos) en los que se decide un partido. Porque jugadores como Damian Lillard, tienen su Clutch Time a menudo, e incluso jugadores de ámbito nacional como Juan Carlos Navarro o Sergi Llull, son un claro ejemplo de excelentes Clutch players.

Entrar en la Zona es otra cosa. Es complicado preguntar a los deportistas acerca de ello porque cada uno lo vive de una manera muy distinta, pero hay puntos de conexión y similitudes entre los testimonios que se han podido recopilar, siendo el más extendido el control total sobre el juego.

Es una sensación completamente inusual que hace sentir al jugador usar todo su potencial de manera sencilla y natural, sin sentir ningún tipo de presión ni de esfuerzo. De hecho, la mente se queda en un estado de inconsciencia que despierta los sentidos más instintivos del sujeto. Por supuesto, este nivel no puede ser alcanzado si el propio cuerpo y la mente no han entrenado la memoria muscular mediante incansables sesiones durante años de entrenamiento.

Un claro ejemplo de esta situación nos la trajo Kobe Bryant cuando el 22 de enero de 2006 anotó 81 puntos contra los Raptors de un desencajado José Calderón. El partido acabó 122-104 a favor del equipo angelino y Kobe anotó 28 de 44 tiros de campo incluyendo 7 triples y 18 de 20 en tiros libres, además de un escandaloso repertorio de movimientos, bandejas, mates y fade away que no serán olvidados jamás en la historia de este deporte.

Por supuesto, el hecho de estar completamente concentrado, sin sentir ninguna distracción externa como puede ser un estadio en ebullición, o interna en el caso en el que el propio jugador deja de lado cualquier atisbo de duda, miedo o factor personal, es clave y síntoma de la entrada en La Zona.

A estas condiciones se le une la antes mencionada sensación de tiempo, cuando todo parece ralentizarse, permitiendo al virtuoso fluir con su propio ritmo. Tal puede llegar a ser esta situación, que el jugador en cuestión en ocasiones comenta que ha perdido completamente el sentido del tiempo, quedándose atónito al darse cuenta que  el partido había llegado a su fin

Sin duda el paradigma de esta capacidad de parar el tiempo, fluir y reaccionar como si ya hubiera vivido este momento cientos de veces, lo encontramos en la increíble remontada contra San Antonio liderada por Tracy McGrady, cuando el por entonces jugador de los Rockets nos dejaba perplejos mientras reducía la distancia y terminaba adjudicándose el partido, anotando 13 puntos a falta de 33 segundos para la conclusión del mismo.

La incapacidad, la incredulidad y la frustración se fueron apoderando de los Spurs, al mismo tiempo que la estrella de Houston hacía una demostración de agilidad, determinación y puro talento, que acabó marcando a toda una generación de aficionados a la NBA.

En buena parte de los testimonios de los atletas que han logrado visitar “La Zona” se encuentra la palabra “éxtasis”. Y es que, esa sensación de plenitud de facultades, imbatibilidad y casi divino rendimiento corporal lleva al jugador a sentirse en un embriagador estado mental que le lleva al Nirvana de su rendimiento. Una sensación de felicidad e iluminación que lo invade y lo pone en el foco de todas las miradas. Porque cuando alguien está allí, todo el mundo a su alrededor lo sabe.

Como hemos visto, un jugador puede permanecer en “La Zona” por un tiempo que puede comprender varios partidos, varios cuartos, algunos minutos o, como en el caso de T-Mac, poco más de medio minuto (más que suficiente para hacer historia).

El último ejemplo que pondremos hoy será el de Klay Thompson y su espectacular partido de 52 puntos en 2015 en el que tan sólo en el 3er cuarto anotó 37 de ellos contra unos superados Kings, sin fallar ninguno de los 13 tiros que intentó durante ese periodo.

La actuación de Klay supuso pasar de un ajustado 60-60, a acabar el cuarto con un más que cómodo 97-73 a favor de los de la bahía de San Francisco. El mensaje del 11 de los Warriors estaba claro: Yo también se anotar. Yo también sé entrar en “La Zona”.

 

Por supuesto, esta plenitud de rendimiento no es exclusiva del baloncesto, pues varios profesionales de otras especialidades deportivas han podido experimentar lo que es estar en ese inefable lugar. Atletas de la talla de Serena Williams, Tiger Woods o Leo Messi han entrado en “La Zona” en más de una ocasión.

De hecho, el objetivo de cada deportista de élite y, por ende, de sus preparadores, es poder llegar a controlar los tres pilares básicos para facilitar su llegada, que no son otros que los anteriormente mencionados: capacidad física, destreza técnica y fortaleza mental.

Si en algún momento alguna persona pudiera desatar todo su potencial a placer y cuando le fuera necesario, estaríamos sin duda ante uno de los mejores atletas que podrá tener la historia. Si bien es verdad que el desgaste al que se somete el cuerpo puede llegar a generar ciertos límites, la gestión del peack point podría ser uno de los valores más al alza en cuanto entrenamiento deportivo para la próxima generación.

Sin duda, una generación que nos seguirá sorprendiendo y haciéndonos vibrar como hasta ahora, demostrándonos día tras día que hasta los records más inverosímiles pueden y podrán seguir siendo batidos y elevando el deporte a las cotas más altas jamás previstas por el ser humano.

Post Javier Navarro 




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