Zion preocupa en NOLA



Las Navidades. Ese periodo del año en el que sabemos que esa idea de mantener nuestra forma física se irá convirtiendo en una quimera de manera inexorable y, según vamos viendo pasar los días en el calendario de adviento y se van acumulando los envoltorios de polvorones, nos prometeremos a nosotros mismos que “el año que viene sí o sí tenemos que volver al gimnasio”.

Por supuesto que el controlar nuestra alimentación y nuestra forma física es importante para nosotros, para nuestra autoestima y nuestra salud. Pero si eso es así para los que no nos dedicamos al deporte de élite, imagina lo crucial que es para esos atletas que viven una constante situación de exigencia física, mientras son abordados cada día por un nuevo reto que superar.

Y no sólo haremos referencia a ganar títulos, tampoco de conseguir un puesto en el quinteto inicial, y ni siquiera profundizaré en el hecho de que “para eso los pagan, y no poco”. Estamos hablando de una reputación como profesional y una carrera que, de ser meteórica, podría quedar en agua de borrajas por el mero hecho de que el cuerpo no aguante tal nivel de estrés.


En las últimas semanas se ha hablado mucho del caso de Zion Williamson. El jugador insignia de los Pelicans preocupa y mucho en la franquicia de Louisiana debido a la, al menos de manera oficial, inesperada recaída de su lesión en el quinto metatarsiano de su pie derecho, ocurrida antes de comenzar la pretemporada de la actual campaña.

El cuerpo médico aprobó el comunicado del club en el que se aseguraba que la vuelta de la estrella de Salisbury volvería a las pistas en una fecha cercana al pasado 26 de noviembre. Sin embargo, y pese a que esa fecha ya queda bastante atrás, las mejores previsiones sitúan la incorporación de Zion al equipo no antes de un mes. “Un golpe de mala suerte” podrían pensar algunos, aunque otros tiran de memoria y ven que este tipo de lesiones llevan siendo una preocupación constante desde antes de ser seleccionado en el Draft de 2019. Y es en este momento cuando comenzaremos a hablar de su peso.


Williamson siempre ha sido un jugador muy corpulento al que el evidente trabajo en el gimnasio le reportaba, si cabe, aún más potencia y radio de acción que al resto de sus compañeros. A Zion siempre se le ha visto como una bestia explosiva, pues la rapidez y potencia de sus movimientos era algo completamente inesperado para una persona de su constitución, al menos para los que no conocieran el nombre de Larry Johnson.

Durante su corta etapa en Duke, el ahora jugador de los Pelicans se hizo viral debido al paupérrimo estado en el que quedó su zapatilla tras un movimiento lateral, que al no haber podido ser absorbido por su tecnología y material, no pudo evitar la lesión de esta joven promesa. En seguida las redes se colmaron de críticas hacia la marca de zapatillas, pero fue entonces cuando comenzó el “runrún” de que ese chico de 19 años y 1.98m no debería pesar 144kg.


Pero él era muy bueno. Tenía un talento inusitado, además de ser una esponja en cuanto a la asimilación de conceptos y situaciones de juego se refiere, y por ese motivo fue seleccionado con el número 1 del draft de 2019 por New Orleans, la capital del sabor cajún. Aunque poco tardó en hacer saltar las alarmas cuando, durante la Summer League sufre un golpe en la rodilla izquierda y el equipo decide reservarlo hasta el final del torneo.

Semanas más tarde, sufriría de nuevo una fea lesión cuando se rompe el menisco. Este contratiempo impediría que Zion iniciara la temporada hasta la jornada 45 (cuando anotó 22 puntos y 7 rebotes), y por supuesto, que se desvaneciera cualquier esperanza de hacerse con el tan ansiado Rookie of the Year.


Tras este desafortunado contratiempo, Williamson se ganará el cariño y la admiración de la grada mientras muestra a la ciudad que se puede liderar a un equipo sin la constante necesidad de manejar el balón desde el centro de la pista. Su visión de juego, colaboración y maestría en el pick and roll volvió a dar esperanzas al estado de Louisiana. Lamentablemente la dicha fue corta, ya que los dos últimos partidos de la temporada se los vuelve a perder debido a fuertes dolores en la rodilla derecha.

No hay que olvidar que este jugador de Carolina del Norte tiene tan sólo 21 años, y quizá sea por ese motivo por el que hay tanta preocupación por parte de aficionados y franquicia. Al jugador aún le restan 3 temporadas para finalizar su contrato de Rookie, y no sería raro que, desde las oficinas se empezaran a plantear diferentes escenarios dependiendo de la evolución de su jugador estrella.

En New Orleans saben que la constitución de Williamson es un importante hándicap para la salud de su tren inferior. Además, últimamente se está cuestionando el tipo de alimentación y mantenimiento que está teniendo el escolta, y más aún después de las reveladoras imágenes que se mostraron hace unos días en la televisión donde se le podía ver claramente pasado de kilos.


Y es que, pese a ser una franquicia relativamente nueva, a nadie se le olvida los estragos que una mala lesión ocasionó a un jugador como Grant Hill, sobre el que algunos periodistas y exjugadores aseguraban claro dominio en la liga durante sus próximos años de profesional.

Por lo tanto, en este momento Trajan Langdon, el actual GM del equipo, deberá pensar si confiar en sus capacidades físicas de este jugador para tratar de construir un nuevo proyecto sobre sus hombros, o si, por el contrario, una vez esté en plenas facultades, tratará de sacar el máximo partido de un traspaso que se antoja bastante poco convincente para el equipo receptor.

Por ahora, lo que está claro es que el mejor escenario para todos sería que Zion Williamson se recuperase, tratando de bajar el peso para facilitar su rendimiento, y que la franquicia de la ribera sur del Mississippi pudiese disfrutar de un jugador que aún puede ofrecer mucho a la NBA.

POST Javier Navarro 


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