El fenómeno Super Bowl


Los Ángeles Rams se impusieron por 23-20 a los Bengals. Cooper Kupp fue el MVP y Aaron Donald decidió el partido. Sean McVay, entrenador más joven de la historia en ser campeón, con por supuesto infinidad de famosos en la grada y gran show en el descanso comandado por Eminen & cia. 

Esta noche, se celebraba la XVI Superbowl, la gran final del fútbol americano, el gran evento deportivo del año en Estados Unidos, el partido capaz de paralizar el país como ningún otro. Desde Europa, y sobre todo desde aquí, puede costar comprender la magnitud de este acontecimiento, protagonizado por un deporte que es el rey entre los estadounidenses, que incluso es parte de la identidad de sus ciudadanos, pero que aquí tiene un seguimiento muy marginal, aunque si es cierto, que cada vez mayor. 

Todas las cifras que rodean a este evento son apabullantes. Por ejemplo en esta edición, la XVI, las entradas se han convertido en las más caras de la historia. Las más baratas superan los 5.000 dólares en reventa, en los confines del estadio, según cálculos de StubHub, mientras que el precio medio es de más de 9.000 dólares. Pero las mejores localidades, muchas aún disponibles, puede superar los 25.000 dólares. Y todo esto sin contar el aparcamiento, que va a parte, y no son pocos dólares.


Y se venderán todas, como cada año. Solo en la edición original y en la del año pasado, marcado por las restricciones por la Covid, no se llenó el 

En el récord de esta edición influyen muchas cosas, como el hecho de que la final se dispute en Los Ángeles, la capital mundial del entretenimiento, donde todo es mucho más caro. Y hacía más de 40 años que no se celebraba allí la gran final. Además, en la sede de los Rams, uno de los equipos finalistas, y campeones,  lo que permite a la mitad de los asistentes ahorrarse el transporte. También hay que tener en cuenta que el otro equipo, los Cincinnati Bengals, nunca han ganado el trofeo, por lo que sus aficionados muestran mucho mayor entusiasmo ante una oportunidad así.

Y esto es solo una parte. La audiencia de televisión será millonaria. Más de 100 millones de espectadores en Estados Unidos van a seguir el partido. Súmale otros 50, 60 o 70 millones más en los otros 200 países en los que se emite. En este sentido, merece la pena destacar que la NFL, la organización detrás de la competición, vendió en 2021 sus derechos de televisión por más de 110.000 millones de dólares para los próximos 11 años. Unas cifras que, por ejemplo, triplican las conseguidas por la Premier League, la competición de fútbol que mejores resultados cosecha en este aspecto.


Para mantener estas audiencias en todo momento, cuidan todos los detalles. Y así nació uno de los aspectos más famosos del evento: los espectáculos del descanso. En las primeras ediciones, en el entretiempo, bandas musicales universitarias amenizaban esos minutos. Pero pronto empezaron a incluir a artistas consagrados. Ahora, para los cantantes, participar en el espectáculo del descanso de la Super Bowl supone un gran reconocimiento. Por ese escenario han pasado grandes estrellas como Sting, los Rolling, Paul McCartney, Beyonce, Shakira, Janet Jackson en una polémica intervención, Lady Gaga, Enrique Iglesias... Este año el gran protagonista fue el rapero Eminem.

Pero estas audiencias millonarias suman un valor económico adicional: la publicidad. Los anuncios que se emiten antes, durante y después del partido son los más caros. El año pasado, cada 30 segundos tenían un coste para las marcas de más de 5 millones de dólares. Los dos más largos, uno de Alexa y otro de Google, que duraron 90 segundos, costaron casi 17 millones cada uno. En conjunto, sumaron casi 680 millones de dólares. Y este año serán más caros, porque el precio no ha dejado de subir cada edición, salvo durante la crisis de 2008.
Si a esto le sumamos las apuestas, tanto las que se realizan online, las presenciales o las más informales, que son la otra gran pata del evento a nivel de ingresos, podemos hablar de un partido que mueve más de 5.000 millones de dólares.


 ¿Pero de dónde surgió? ¿Cómo nació este fenómeno?

Tenemos que remontarnos al año 1966. La NFL, la principal competición de fútbol americano, había nacido en 1920, y tuvo que competir con otras ligas por la supremacía. Durante años fue un deporte secundario, tapado por el éxito del baseball, el deporte rey tradicionalmente en todo Estados Unidos.

Pero poco a poco el fútbol americano fue ganando popularidad, a tener más seguidores, y surgieron nuevas competiciones. Una de ellas es la AFL, fundada en 1960 por Lamar Hunt, propietario de los Kansas City Chiefs, cansado de que la NFL vetara su entrada en su competición recurrentemente.

La rivalidad entre ambos campeonatos provocó que en junio de aquel 1966 ambos torneos llegaran a un acuerdo para que sus ganadores se enfrentaran entre ellos, para dirimir quién era el verdadero campeón mundial. Tan pretencioso como acertado. Los Green Bay Packers fueron los vencedores de la primera edición


Históricamente, el partido se celebraba el último fin de semana de enero, aunque desde 2004 se tomó la decisión de moverlo a febrero. El frío propio de estas fechas ha provocado que la mayoría de partidos se hayan jugado en estados del sur, con Miami como principal sede. Aunque con la aparición de los estadios cubiertos esto está empezando a corregirse.

El trofeo fue diseñado por la joyería Tiffany, es de plata de ley, pesa más de 3 kilos, y tiene un valor de unos 25.000 dólares. Se fabrica de forma artesanal, y se tarda más de 4 meses construirlo. Y a diferencia de otros trofeos, se entrega en propiedad al equipo ganador.

Además, cada jugador del equipo ganador recibe un anillo de campeón,  que empezó a entregarse a los ganadores de las Series Mundiales de baseball en los años 20, y que después fue adoptado por la mayoría de campeonatos estadounidenses. Suelen estar hechos de oro blanco y diamantes, y cuestan unos 5.000 dólares. 


Según datos publicados por la NFL, la Superbowl moverá en Estados Unidos 14.600 millones de dólares en una sola noche siendo el evento más seguido del planeta por delante de una final de Copa del Mundo de fútbol. Eminem, Dr. Dre, Snoop Dogg, Mary J. Blige y Kendrick Lamar, la creme de la creme del mundo del hip-hop, tendrán la oportunidad de homenajear a este género en la actuación en el descanso. Por 20 minutos de show, fans han pagado 800 dólares de media sin poder quedarse al partido. Desde luego, en cuanto a shows, nos sacan mucha ventaja los americanos al resto del mundo.

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