Y de repente, Baba




Un día te despiertas por la mañana y, tranquilamente mientras estás desayunando mirando las últimas noticias, vuelve a suceder.

Los medios hablan de un nuevo jugador español que dará el salto a la NBA, pero que el espectador promedio desconoce. Y entonces todos nos hacemos la misma pregunta: “¿Me he perdido algo? ¿Cómo puede ser que un jugador tan valioso no haya trascendido hasta este momento?

Y es que Papa Ababacar Bartolomé Miller ha sido un desconocido para buena parte del mainstream baloncestístico pero, aunque de una manera que más puede recordar al camino que tomó el ahora valorado Santi Aldama, este joven mallorquín ha ido preparando el terreno para que un día se coree su nombre al otro lado del charco.


Baba cosechó sus primeras canastas en el Bahia de San Agustín, donde permaneció hasta que se trasladó a la ciudad de Madrid y comenzó a jugar en el conocido Distrito Olímpico de San Blas

Fue en 2012 cuando el Real Madrid contactó con sus padres con el fin de añadirlo a la cantera blanca. Sin embargo, esa experiencia tuvo que esperar hasta 2016, cuando por fin se formalizó su incorporación a la disciplina Madridista.

Por supuesto, el joven talento no desperdició su oportunidad, aprovechándose de su técnica y físico para despuntar en los diferentes torneos disputados, tanto a nivel nacional como internacional. Hay que apuntar que, dependiendo del medio que se lea, Miller puede llegar a medir desde 2.04 a 2.11 metros, aunque la altura que marca la Federación Española de Baloncesto es de 2.06m. Pero que no nos sorprenda si la NCAA o la propia NBA suben ligeramente esa medida.


El 21 de diciembre de 2021, como si de un regalo de Navidad se tratase, el ahora ex entrenador del primer equipo, Pablo Laso, le convocó finalmente para un partido de Euroliga. El equipo se enfrentaba al CSKA de Moscú y el joven Baba, con 17 años entraba a la cancha del Wizink Center en sustitución de Sergio Llull para disputar dos minutos de juego. 

El momento había llegado. Baba Miller se convertía en profesional del baloncesto, y ya no había vuelta atrás.

Tras esta irremplazable experiencia, el balear comenzó a plantearse si su futuro estaría en Europa, u optaría por la vía de la competición universitaria estadounidense para ultimar su formación, con el fin de cimentar su incipiente carrera profesional.


Lo curioso es que, si vemos los números durante su participación en los diferentes torneos disputados, no parece un caso tan notorio como el típico jugador de instituto norteamericano que despunta cada fin de semana haciendo vibrar a todo un pabellón estudiantil.

Sin embargo, una buena pista de su estilo de juego y su capacidad de complicidad con el equipo se puede encontrar en alguno de los informes de scouting, donde sus propios entrenadores le definen como un jugador solidario y muy fácil de entrenar, dada su constante predisposición por el trabajo.


Finalmente, y casi con visos de tenerlo muy claro desde hace tiempo, Miller optó por cruzar el atlántico tras hacer una valoración de sus posibilidades actuales y futuras, definiéndolas de esta manera:

“Hubo un momento en mi carrera en el que quería quedarme en Europa, pero últimamente decidí al 100 por ciento que quería ir a Estados Unidos para mejorar, especialmente física y técnicamente. Europa es un lugar para competir, no para desarrollarse. En Estados Unidos si no juegas te vas a desarrollar en la práctica y en sesiones individuales. Eso es algo que no sueles hacer en Europa. No fue una decisión muy difícil para mí”.

De ese modo, el pasado verano se concretó su llegada al equipo de Florida State, donde a partir de ese momento, defendería la camiseta de los Seminoles y podría dar rienda suelta a todo su potencial.


Lo que ni el jugador ni sus padres se esperaban era que Baba sería severamente sancionado por el comité de la NCAA con, ni más ni menos, que 6 meses de inhabilitación en los que se perdería el 50% de los partidos de esta misma temporada. 

¿El motivo? Unos viajes pagados por diferentes equipos con el objetivo de realizar entrenamientos y pruebas, cuando en la liga universitaria cualquier tipo de retribución y ciertos obsequios o facilidades no se permiten, y tal y como ya se ha visto, se persiguen.

La familia Miller alegó que esos viajes fueron previos a la formalización del contrato con la universidad de Florida, además de haber realizado el pago inmediatamente de dichos gastos en cuanto se tuvo constancia de su invalidez y posibles repercusiones para el recién llegado jugador.


Pese a todo, el propio comité no dio su brazo a torcer, y no fue hasta la pasada noche del 11 de enero de 2023, cuando Baba Miller hizo su debut en la competición estudiantil anotando 4 puntos, y aportando 4 rebotes además de 1 flamante tapón.

Y no ha sido hasta hace unos pocos días, incluso antes de su primer partido como Seminole, cuando saltó la noticia de su elevado valor en el mock draft de NBADraft.net, colocándolo en el puesto número 9 de 2023.

Más alejada está alguna de las proyecciones que hacen otros medios, que lo sitúan entre el pick 19 y la completa desaparición de su nombre de las 60 posibles posiciones a cubrir el próximo 22 de junio. Fecha en la que tendrá lugar la gala más esperada del año por los fans y jóvenes promesas del baloncesto de élite.





Ahora es momento de calmar las aguas.

En un mundo marcado por la inmediatez y potenciado por el “hype” periodístico, hemos de ser conscientes de que los scouts que han podido valorar a Miller a un nivel relevante y con el fin de una incorporación inmediata, han sido pocos.

En esos informes se señalan las similitudes de juego con Toni Kukoc, que para la liga actual podría considerarse un poco desactualizado, o con un papel rígido de tirador con contingencia fluidez defensiva para los switches que se presenten. También se señala su capacidad de trabajo y rapidez en ambos lados de la cancha. Todo esto, solo deducible por sus actuaciones en “El viejo Continente” y sus entrenamientos en la universidad de Florida.

Por lo tanto, mi propuesta es que esperemos. El exmadridista tiene ahora vía libre para demostrar todo su valor, y lo que puede aportar en una cancha que poco tiene que ver con el parqué europeo.

Todos estamos deseando ver a Baba convertirse en un referente para las nuevas generaciones, pero dejemos que este joven mallorquín recorra su camino, sin presiones adicionales o prisas infundadas. 

Cada jugador tiene sus ritmos. Cada jugador tiene su historia, y el tiempo dirá.

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