El arte del "Tanking"
Abril es el mes donde acaba y empieza TODO.
82 partidos de regular season dan para llenar el año de héroes y leyendas, villanos y fracasos, pero también de conclusiones y esperanzas de cara a la post-season, o a la siguiente temporada, y el mayor indicador de estas situaciones se encuentra, ni más ni menos, que en la propia clasificación.
De este modo, podemos apreciar que un año más en Milwaukee siguen enchufados, conservando una gran primera unidad y un banquillo que mantiene y resuelve los partidos con solvencia. También Boston y Denver continúan al pie del cañón, mientras que franquicias como Warriors, Heat o Lakers se encuentran claramente en un proceso de decadencia cíclico que intentan revertir. Luego, las alegrías y recompensas a su trabajo se las llevan ciudades como New York, Cleveland, Sacramento o los inesperados Nets.
Por supuesto, alcanzar esos Play-offs invitan a soñar con el anillo, influyendo muy positivamente en la mentalidad del equipo, su ambición y, para qué engañarnos, para las arcas de la propia franquicia y de la propia comunidad local.
Sin embargo, también nos encontramos con las franquicias que “lideran” el apartado de derrotas en la competición. Algunos de ellas con un recorrido muy deficiente a lo largo de la competición debido a sus carencias, pero otras manejando esa balsa de aceite para poder equilibrar derrotas con movimientos de mercado y rotaciones controvertidas, sobre todo en el tramo final de la temporada.
Y a esto amigos, lo llamamos TANKING.
De hecho, el primer caso de tanking reportado en una liga profesional estadounidense tuvo lugar durante la temporada 1983-84 y fue protagonizada por los Houston Rockets, quienes tras 49 partidos y un record de 20-29, decidieron tirar por la borda la temporada dando entrada de manera descarada a sus jugadores de reserva, mientras que los minutos de su quinteto inicial disminuían partido tras partido.
¿El resultado? Acabar la temporada con un vergonzoso 29-53, pero con el premio del pick número 1 de ese año, que no fue otro que el legendario Hakeem Olajuwon. 2 veces campeón de la NBA con Houston, siendo en ambas ocasiones MVP de las finales, MVP en 1994, 12 All-Stars y 2 veces mejor defensor de la mejor liga del mundo.
Por supuesto, sabedores ya los equipos de la valía de esta estrategia, los imitadores convirtieron esta “medida desesperada” en una herramienta más a la hora de diseñar el plan de acción de las futuras temporadas. Una herramienta que, desde la propia comisión de la NBA, así como NFL, NHL y MLB se ha intentado erradicar, aún sin un éxito rotundo.
Cierto es que esta insultante ausencia de competitividad atenta contra la esencia misma del deporte que amo, pero también se vuelve irrefutable el hecho de que algunas leyendas con números retirados en sus franquicias, como en el caso de Olajuwon, jamás habrían existido tal y como las conocemos.
Durante la temporada 1996-97 los Spurs decidieron rendirse al tanking y, pese a tener a jugadores de la talla de Monty Williams, Avery Johnson, Sean Elliott o un ya veteranísimo Dominique Wilkins, Greg Popovich decidió que la estrella del equipo, David “El Almirante” Robinson jugaría tan sólo 6 partidos esa temporada y, logrando su objetivo, los tejanos finalizaron el curso con un deprimente 20-62, pero con un primer pick con sabor a dinastía.
Un jovencísimo Tim Duncan llegaba a la franquicia perfecta para su percepción del juego, para ser guiado por el entrenador perfecto para su entendimiento, y tutelado por el pivot perfecto para asentar las bases de su desarrollo. El resto ya lo fue construyendo mano a mano con “Pops” para dejar una intermitente (pero apabullante) dinastía en San Antonio, mientras lideraba el trío formado por Tony Parker, Ginobili y él mismo.
Pero si la historia de “Siglo XXI Duncan” con San Antonio fue perfecta, la de LeBron fichando por el equipo de su estado no lo podría ser menos.
En el año 2002, y con la amenaza de esta joven promesa de Akron deambulando por los institutos, los Cavaliers lo tenían MUY claro y tankearían desde muy tamprano al perder 15 partidos seguidos tras un comienzo de 2 victorias y 2 derrotas en la liga. El equipo formado por Ricky Davis, Ilgauskas y Carlos Boozer como jugadores más destacados, acabó con un record de 17-65 y la promesa de alcanzar al “nuevo Mesías” del baloncesto se comenzaba a convertir en realidad.
A día de hoy, la carrera de LeBron y la historia de la franquicia de Ohio no se entienden la una sin la otra pero, a decir verdad, en uno de los mejores drafts de la historia, conseguir a Dwyane Wade, Carmelo Anthony o Chris Bosh se hubiera considerado también una de las mejores opciones para el devenir del equipo (por supuesto dejando de lado a Milicic y la extraña fijación que tiene Detroit con desperdiciar noches de Draft, siendo su último gran acierto Grant Hill en 1994).
Hasta ahora hemos hablado de desperdiciar una temporada para conseguir una selección que pueda servir para potenciar a un equipo pero, y si una franquicia lo hubiera hecho durante 5 AÑOS CONSECUTIVOS? Exacto amigos, estamos hablando ni más ni menos que de Philadelphia y su ya manido “The Process”.
Atención porque desde el año 2013 (año en el que draftean a Michael Carter-Williams y Lorenzo Brown) hasta el 2016, la ciudad del Amor Fraternal sufrió el horrible record de 47-199 durante 3 temporadas, incluyendo el dudoso honor de ostentar el galardón a la mayor racha de derrotas de toda la historia de la NBA, con ni más ni menos que 28.
En 2014 la plantilla contaba con una media de experiencia en la liga de tan sólo 1.9 años! Contando con Jason Richardson y sus 12 años, más dos jugadores de 6 años de experiencia en la NBA, terminaron la temporada con 18-64. En 2015 siguieron tankeando para acabar con 10-72 y, por fin en 2016, tras hacerse con Joel Embiid, pero sin equipo que sustente su calidad y desarrollo, la franquicia no pasó del 28-54.
Fue entonces cuando se unieron Ben Simmons, Markell Fultz, junto con jugadores con experiencia como Sergio Rodriguez o Dario Saric y empezaron a carburar para darle una alegría a la ciudad de Rocky Balboa tras el 52-30 en el año 2018.
Pero seamos Realistas: Estas situaciones hace tiempo que dejaron de ser anecdóticas, y es cada fin de temporada, e incluso antes, cuando cada año se habla de los equipos que deciden tirar la toalla con el fin de poner los ojos y esfuerzos de cara a la siguiente gran joya del año. Esa joya sobre la que puede pivotar el destino de la franquicia durante las siguientes campañas y, con un poco de suerte y buenas decisiones, quizá lograr algún anillo.
A día de hoy, la baja de Lillard o las declaraciones de Jason Kidd, unidas a esas reservas de efectivos tan controvertidas, hacen que la propia comisión de la NBA, liderada por un ya más que experimentado Adam Silver, estén alerta sin otro fin que el de preservar la competitividad y los valores del juego, pero también del propio espectáculo y la reputación que precederá a la liga en el futuro más cercano.
Actualmente contamos con uno de los futuros números 1 del draft más claros de los últimos tiempos, que no es otro que Victor Wembanyama. Este joven de 19 años, 2.19m y una experiencia en el baloncesto profesional europeo, parece estar llamado a marcar una época, tal y como se espera de Luka Doncic, o quien sabe si Bronny James.
Lo que es seguro es que, acabada la temporada hay 4 equipos claramente posicionados para conseguir este ansiado pick: Pistons, Spurs y Houston tienen un 14% de posibilidades de hacerse con la primera posición del Draft, mientras que Charlotte, con un 12.5% completa la posibilidad del 50.5% de chances que comparten tan sólo estos 4 equipos. De hecho, en el caso de Portland u Orlando, tendrían 10.5% y 9% de posibilidades respectivamente de llegar a ese pick número 1.
Por supuesto, Wembanyama no estará sólo en el Draft y, pese a que ahora mismo las opciones de Dallas se reduzcan a un 3% por lograr la primera posición, ya el mero hecho de lograr a un jugador de apoyo para Doncic, después de realizar espacio salarial con la salida de Irving para asumir otro apoyo de calidad en la agencia libre, hace entender al aficionado el por qué de las últimas decisiones tomadas por la gerencia de los Mavericks.
Ahora es trabajo de la propia comisión el determinar si las acciones realizadas por Cuban y su gabinete, pero seguro que también en otras franquicias, son suficientemente escandalosos y alteran suficientemente la competición como para aplicar ejemplares sanciones.
Yo, por ahora, comenzaré a disfrutar de los Play-offs.
Javier Navarro
@xoponos / @hooponos
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