Maradona good, Pelé better, George Best


“Si al menos una persona me considerará el mejor jugador del mundo, para mi será suficiente”, G. Best.

Los años 60 en Europa sellaron un cambio radical en el estilo de vida de muchos jóvenes que los vivieron. Revoluciones en todos los ámbitos de la vida de cada día, las primeras televisiones, la moda, las radios, la música que. empezaba a superar las fronteras de cada país.

A nivel musical, fueron los años de los Beatles, que tocaron el cielo con su música y sus pelos, llenaban teatros y estadios y se volvieron ídolos de la multitud que se interesaba en sus vidas privadas a través de los tabloides y programas televisivos. Después, casi en contemporánea, el mismo destino hubiese tocado a los Rolling Stones. Sonidos un poco más psiquedélicos y estilo más irreverente. En el ’68, publican “Sympathy for the devil”, canción que hará de banda sonora al año que se revelará importantísimo para nuestro protagonista.

Toda aquella revolución rocanrolera, obviamente, acabó con influenciar también el mundo del deporte y el futbol británico cambió mucho desde aquellos años 60. El primer futbolista moderno que tuvo un impacto importante también fuera del campo de juego fue Best. Su aportación al futbol inglés se reveló determinante.

Hijo de Dickie Best, un obrero en la construcción naval y Anne Whiters, empleada en una fábrica de cigarrillos, George Best nace un 22 de mayo del 1946 en Irlanda del Norte, en Belfast, una ciudad que sale recién de las ruinas y bombardeos de la segunda guerra mundial. Su casa estaba cerca del viejo estadio “The Oval”, donde jugaba el Glentoran F.C. el equipo más antiguo de Belfast.

En su autobiografía nos cuenta que su amor para el futbol es inmediato. No importaba el tipo de balón, podía haber sido de plástica o de tenis, “bastaba con que podía darle patadas”. Con 14 años hizo una prueba para jugar con el Glentoran pero fue descartado porque su constitución física era demasiado débil.

Fue visto jugar en los campeonatos que los domingos se organizaban para que jugasen los chavales. Más concretamente, el ojeador del Manchester United, Bob Bishop, se fijó en él y no tuvo ninguna duda sobre sus capacidades llegando a definirlo “the genius”, el genio, así pues, le convencerá a firmar para los Red Devils donde George llegará con quince años.

Best es un chico muy introvertido y cuando llega al Man-U, el mismo día de su llegada, quería volverse para atrás, a casa con su familia, echaba de menos a su hogar. Volverá en secreto a su casa a Belfast, pero su padre le convence que tiene que seguir su camino y su camino pasa por el Old Trafford. 

Allí le espera el entrenador Matt Busby que confía en él y le agrega por dos años en las categorías juveniles antes de hacerle debutar con el primer equipo con 17 años, un 14 de septiembre del 1963.

El 28 de diciembre del 1963 marcará su primer gol con los Red Devils, el quinto para el United en un partido de FA Cup contra el Burnley.

Después de la mágica noche lusitana, con solo 20 años de edad, Georgie saldrá aun más agigantado con la prensa que empezará a definirlo y considerarlo como una “star”, una estrella. El hecho singular es que Best era como un Beatle también en la vida fuera del verde. Se rodeaba, como los “Fab-Four”, de modelos guapísimas y aspirantes miss.


El mito sigue creciendo sin parar en el imaginario colectivo, entre la valentía de sus jugadas y con un estilo de vida que fascina, sobre todo al público femenino. Best conquista corazones y espectadores, encantados por su talento que a veces se revela irreverente. Marca muchos goles, fue pichichi de la liga, pero la cosa que encantaba a todo el mundo era la calidad de sus
goles, con la cabeza, de pie, algunos realizados con arrogancia.

El partido, para Georgie, es un desafío personal sobre todo contra su marcador directo, era capaz de partir desde el centro del campo, regatear y llegar a finalizar marcando goles de un calibre increíble, muchos audaces chutando de cualquier sitio. En su juego cabía de todo, inclusa la provocación. Consiguió infundir al equipo una forma electrizante de jugar, y en la Inglaterra de aquellos años era una novedad. Al jugador se le perdona todo y su apellido parece asumir las faltaba a la colección del irlandés


A la vuelta de una de sus sanciones por comportamiento no reglamentario, Best juega el partido del 7 de febrero 1970 entre Northampton Town y Manchester United. Entrará en la historia de la copa inglesa anotando 6 goles en el partido que acabó 8 a 2. Marcó de cabeza, con regates, con chutes en diagonal, con rebotes, con fintas. En este partido la imagen histórica tras el sexto gol de Best que se apoya al palo se ve toda la magnitud del campeón, el genio y su soledad. Un campeón que hubiera podido quedarse muchos años más a niveles top si no hubiese llevado la vida de excesos que lo caracterizaba. En el bien y en el mal.

Con el pasar de los años los abusos alcohólicos son más recurrentes y Best no podrá modificar más la parábola descendiente que se instaura en su vida. Con 28 años acabará su experiencia con el Manchester, tras 11 años, jugando 361 partidos y marcando 137 goles. Otra frase que pasará a la historia y sonará como un manifiesto existencial fue: “He gastado mucho dinero en alcohol, mujeres y coches rápidos, todo el resto lo malgasté”.


Después empezará a probar nuevas experiencias, pocos fructuosas, donde, de vez en cuando, lucirá su clase ya en declive. Irá en USA, Australia, en Escocia, acabando al Fulham en la etapa 76-77 y 77-78, y en Irlanda de Norte. Acabará con el fútbol con 37 años. El 8 de agosto 1988 en Belfast, el campeón jugará un partido de celebración y despedida entre amigos. Se apagará en Londres el 25 noviembre del 2005 y se recordará una de sus ultimas máximas: “el alcohol es el único oponente que no pude vencer, no moráis como yo”.

Cada vez que los aficionados del Man-U, y los aficionados ingleses en general durante un partido de su selección, quieren festejar entonan las notas de una canción de Norman Greenbaum, Spirit In the Sky, modificándola un poco e imaginándose de encontrar a Georgie en los cielos y beber juntos. “Goin’ up to the spirit in the sky/ That’s where I’m gonna go when I die/ When I die and they lay me to rest/I’m gonna go to the place with Georgie Best”

Fausto Mangione (@serpicomangio @serpico_81)

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