Illgner: Mi primer gran héroe

Mi perro se llamaba Bodo, en los torneos sociales me tocó el equipo "Illgner" y a mi me llamaban "Bodín"


Nacido en 1967 en la localidad de Koblenz, Bodo Illgner era un guardameta muy completo, imponente y de altura (1,90 metros). Además, destacaba sobre todo por su sobriedad, su gran seguridad, su estilo impecable sin adornos ni florituras, su enorme coordinación y sus reflejos.

El germano empezó a jugar en el 1 FC Hardtberg de Bonn hasta que con 17 años llama la atención del Colonia, que lo ficha para ser el futuro sustituto del internacional Harald Schumacher, un mito de la portería en Alemania.  Poco después, y tras publicar un polémico libro, Schumacher se hace con el puesto en el cuadro Die Geißböcke, algo que no abandonaría durante la siguiente década. Sin embargo, la suerte no acompaña en cuanto a títulos y tras ver desde el banquillo perder la final de la Copa de la UEFA de 1986, también  ocupa el segundo lugar en las Bundesligas de 1989 y 1990 y el subcampeonato de la DFB Pokal de 1991 al caer en los penaltis contra el Werder Bremen. Aún así, Illgner es un portero de gran prestigio en su país y también en el continente europeo, siendo galardonado con el premio de mejor guardameta europeo en 1991 y de Alemania en 1989, 1990, 1991 y 1992.


La carrera de Illgner se presumía para siempre en la Bundesliga hasta que apareció en su destino Fabio Capello. El italiano firmó como entrenador del Real Madrid en el verano de 1996 y no le convencían del todo los dos porteros por entonces en la nómina blanca: Paco Buyo y Santiago Cañizares. Buscaba un portero de más envergadura, y el club que presidía Lorenzo Sanz le firmó a poco de cerrarse el mercado de fichajes en los primeros días de septiembre. El Real Madrid pagó la cláusula de rescisión de 386 millones al Colonia y el germano aterrizó en Barajas acompañado por su mujer y representante Bianca. El Madrid fichaba a uno de los mejores porteros de Europa. 


Indiscutible para el técnico italiano, le hizo debutar en la jornada dos de Liga ante el Hércules en el Santiago Bernabéu, donde se venció por 3-0. Desde entonces, nadie le tosió (jugó 40 duelos consecutivos ligueros) y cuajó un gran año en el que el Real Madrid volvió a ser campeón de Liga en dura pugna con el Barça, dirigido por Bobby Robson y guiado por Ronaldo en el césped.

Sin embargo, Capello se marchó al terminar el curso y en el siguiente una lesión en el hombro, en pretemporada, alejó a Illgner de los terrenos de juego un tiempo. Su compatriota Heynckes apostó por Cañizares en la Supercopa que se ganó ante el Barça y, a partir de entonces, en la Liga. Illgner disputó la Copa con una sonora eliminación ante el Alavés en 1/8 y no se estrenó en la competición doméstica hasta la jornada 27 contra el Mallorca a finales del mes de febrero. Por ello, el teutón declaró en varias oportunidades que dejaría el Madrid si seguía en el banquillo, y se llegó rumorear una gran oferta por parte del Borussia Dortmund para su traspaso.


Pero Heynckes entonces decidió dar un cambio de timón y el germano se asentó en el puesto para acabar el año como titular. Participó en la fase decisiva de la Champions, actuando en cuartos ante el Bayer Leverkusen y en semis contra el Borussia Dortmund, para ser el elegido en la final frente a la Juventus. De esta forma entró en la leyenda de una alineación mítica y alzó la "Séptima" en Ámsterdam tras un tanto de Mijatovic que celebró con los brazos en alto como mostraron las cámaras de televisión. Luego no se quedó junto a sus compañeros en el césped en la celebración y acrecentó su fama de arisco al ser un jugador que no firmaba autógrafos, no concedía entrevistas o no acudía a las cenas oficiales o reuniones del equipo. Muchos rumores apuntaban a que su mujer y representante no le dejaba o le desaconsejaba acudir a dichos eventos festivos. 


La temporada 1998-1999 fue la última de Illgner sano y con continuidad en la portería. Tanto con Hiddink como con Toshack fue el dueño del arco en un curso marcado por la irregularidad y el fin de una generación de jugadores que abandonarían la entidad en verano como Mijatovic, Panucci o Suker. El único éxito fue la Copa Intercontinental contra Vasco da Gama en Tokio con el gran gol de Raúl, conocido como el "aguanís", y con Illgner en la alineación inicial aquel día en el Estadio Nacional.

A principios de 1999 renovó con la institución blanca tras varios meses de negociaciones, pero su hombro le volvió a dar la lata e inició su declive profesional. Actuó al principio del Campeonato Nacional de Liga en cinco partidos y también en uno de Champions contra el Oporto en Das Antas. Sin embargo, primero Bizzarri y luego Casillas le fueron apartando del césped el resto del curso y no tuvo peso en las rondas claves que terminaron con la consecución de la ‘Octava’ Copa de Europa en París contra el Valencia. Se despidió del equipo de forma oficial en un partido de la Copa del Rey en febrero del año 2000 ante el Mérida en el que se cayó por 2-1.


El curso posterior permaneció en la plantilla, pero no tuvo ningún minuto en Liga, Copa, Champions, Supercopa de Europa o Copa Intercontinental (sí jugó tres amistosos de pretemporada ante el Stade Nyonnais suizo, el Móstoles o el Getafe). Casillas ya era una auténtica realidad y, además, se firmó a César Sánchez, del Real Valladolid, que era el habitual inquilino del banquillo, lo que dejaba a Illgner, con numerosos problemas físicos, en la grada. En el mes de agosto de 2001 y con 34 años colgó los guantes de forma definitiva pese a que llegó a tener alguna oferta de su país para continuar en activo. Para la historia dejó cinco años en la Casa Blanca y unas estadísticas de 119 partidos oficiales y dos Ligas, dos Copas de Europa, una Copa Intercontinental y una Supercopa de España como gran palmarés.


En la selección teutona disputó 54 partidos, logrando su mayor hito en 1990 al levantar la Copa del Mundo en Italia. Pasó por todas las categorías inferiores y su debut con los mayores, aún como República Federal Alemana, le llegó en septiembre de 1987. Beckenbauer le convocó para un amistoso ante Dinamarca en Hamburgo que finalizó con victoria local por la mínima después de un gol de Rudi Völler. Un año más tarde acudió a la Eurocopa, pero no disputó ningún minuto al ostentar la titularidad Immel. Precisamente fue tras el torneo europeo cuando se consolidó como titular, actuando en buena parte de la clasificación para el Mundial de Italia y posteriormente siendo el dueño del marco germano en suelo transalpino.


Illgner cuajó un buen Mundial, pero fue en las semifinales contra Inglaterra cuando se mostró decisivo con una parada a Stuart Pearce en la tanda de penaltis (4-3 para Alemania; Waddle mandó el balón fuera en la siguiente ronda de lanzamientos). Cuatro días más tarde Alemania se midió a Argentina en la revancha de la final de 1986 y, esta vez sí, los teutones, tras marcar Brehme de penalti, dejaron a Maradona sin revalidar el título y alcanzaron el tercer trofeo en la historia de la "Mannschaft".

El guardameta de Koblenz continuó como titular en los dos siguientes compromisos internacionales de importancia, aunque no logró ampliar su palmarés. En 1992, ya con Berti Vogts en el cargo, jugó todos los choques de la Eurocopa de Suecia, pero en la final una sorprendente Dinamarca le batió en dos ocasiones y conquistó un trofeo memorable. Dos años después acudió al Mundial de Estados Unidos instalado en la portería, pero en cuartos Alemania hizo las maletas al perder con Bulgaria. Antes, en la fase de grupos, los teutones se enfrentaron a España e Illgner encajó un tanto en un centro-chut de Goicoetxea por el que fue duramente criticado en su país. Al acabar el Mundial, y con 27 años, Illgner le comunicó a Vogts que su etapa en el equipo nacional finalizaba y renunciaba a seguir su carrera internacional. Por tanto cuando llegó al Real Madrid era el mejor portero alemán pero no iba con la selección. 


En su vida posterior a los terrenos de juego y tras hacer un viaje por Europa con la familia en autocaravana se instaló junto a su mujer y sus tres hijos en Alicante, aunque también pasa algunas etapas viviendo en Boca Ratón (Miami). Escribió un libro junto a su esposa titulado Alles (‘Todo’), una novela 80% realidad y 20% ficción que habla sobre el lado más desconocido y oscuro del fútbol. Además, ha ejercido como comentarista en el canal alemán Premiere, en Sky Sports o BeIN Sports.

Illgner abrió la puerta a una nueva generación de porteros en la liga española, mantuvo al Real Madrid en una época convulsa pero con un gran hito (La Séptima) y sirvió de ejemplo y referencia al mejor portero de la historia de España: Iker Casillas.


Illgner marcó mis inicios en la portería a niveles insospechados. Una pena el poco tiempo que pudimos disfrutarle en España y que no quisiese seguir en activo al fútbol. En mi etapa en la antigua Ciudad Deportiva conseguí verle en persona, eso sí, muy de lejos, pero a un niño como yo le valía y mucho. 
Os dejo un enlace de Youtube para que podáis ver como fue su etapa en el Madrid y como resolvía con la famosa "eficacia alemana" todas las jugadas de peligro para el conjunto madridista. 

https://www.youtube.com/watch?v=cjp36vvh_sc

Post Carlos LZ
@Carlos_LZeledon

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