Mário Zagallo: Una leyenda eclipsada
Todos los amantes del fútbol, hemos soñado alguna vez con representar a nuestro país en un partido oficial. Una escasa minoría cumple un sueño aún mayor, enfundarse la camiseta de su selección en una Copa del Mundo. Por último, un afortunado y selecto grupo puede presumir de haber alzado el trofeo que te acredita como el mejor del planeta. Coronarte como campeón del mundo una vez, es un logro único y prácticamente irrepetible. Sin embargo, hubo un hombre capaz de sentarse en el trono mundial hasta en cuatro ocasiones diferentes.
En un país rebosante de historia futbolística, plagado de memorables e icónicas figuras, y repleto de logros a lo largo de su historia, Mário Zagallo es un nombre desconocido para la mayoría de los jóvenes actuales. Todos sabemos que Pelé es el único tricampeón del mundo como jugador, pero, hasta el momento de su partida, muchos ignoraban el hecho de que hay una persona que, cumpliendo diferentes papeles, ha estado presente en cuatro conquistas mundiales, quedándose a un paso de una quinta coronación.
Nacido en Atalaia, Brasil, el 9 de agosto de 1931, Mário Jorge Lobo Zagallo es un emblema para su nación. De las cinco estrellas que luce en su escudo la 'verdeamarela', él ha sido partícipe de todas ellas. En 1958 y 1962 como jugador, 1970 como primer entrenador y en 1994 formando parte del cuerpo técnico. En 2002, aunque no estuvo registrado oficialmente como miembro del cuerpo técnico, acompañó a la selección por petición del director técnico, Luis Felipe Scolari. Su función era dar charlas motivacionales, además de actuar como un amuleto de la suerte, debido a que su presencia y persona han sido siempre sinónimo de éxito para la 'canarinha'.
A pesar de nacer en el Estado de Alagoas, al noroeste del país, con menos de un año de edad se mudaría con su familia a Río de Janeiro, donde establecería su principal residencia el resto de su vida. En la antigua capital de Brasil, desde una edad temprana, trabajaría en los servicios militares. Curiosamente, el día del famoso Maracanazo en el Mundial de 1950, estaría presente en el estadio como miembro de seguridad, siendo testigo de la mayor humillación de la historia de la selección brasileña.
Como jugador, haría carrera en América, Flamengo y Botafogo entre los años 1948 y 1965. Destacó principalmente en el Botafogo, donde formaría equipo con otras leyendas como Garrincha, Nilton Santos y Didi. Nunca logró grandes títulos con las botas puestas, lo más destacable son cinco Campeonatos Cariocas, torneo regional del Estado de Río de Janeiro. La historia sería distinta con la selección, donde brilló en sus dos participaciones mundialistas. Casi a sus 30 años de edad, sería convocado para el Mundial de Suecia 1958, debido a una baja por lesión. Finalmente, se haría con un hueco en el once titular, llegando a marcar en la final ante los anfitriones. Para Chile 1962, ya era un titular indiscutible. Inició todos los encuentros de la segunda estrella para los brasileños.
Inició su carrera como banda izquierda, aunque con el tiempo fue mutando hasta jugar en posiciones céntricas de la delantera, como punta o por detrás del punta. Destacaba gracias a su habilidad y técnica con el balón, pero también sabía moverse sin el esférico, realizando desmarques a la espalda de las defensas rivales. A pesar de ser un jugador ofensivo, su compromiso en defensa también era digno de admirar. Debido a su baja estatura, su habilidad y su trabajo, se ganó el apodo de 'Formiguinha' (pequeña hormiga).
Su estilo de juego, vistoso con balón y a la vez comprometido y sacrificado en defensa, se vería reflejado en su personalidad como entrenador. Fue uno de los precursores de la preparación física, uno de los motivos por los cuales la Brasil campeona en México 1970 fue tan superior a sus rivales. Aunque lo más destacado fue el apodado 'jogo bonito', con aquella mítica alineación de los cinco 'camisa 10' (Pelé, Tostão, Jairzinho, Rivelino y Gérson). Curiosamente, para poder juntar tantos jugadores de índole ofensiva y creativa, tuvo que ser pionero en una decisión táctica muy frecuente en el fútbol moderno, jugar con 3 centrales. Esto abría la veda a utilizar los conocidos como carrileros, jugadores que debían tener, precisamente, características similares a las suyas como jugador. Fue el cerebro, del que es considerado para muchos, el mejor combinado nacional de la historia. Un equipo lleno de jugadores habilidosos, que también comprendían que todos debían sacrificarse en defensa.
En su longeva etapa en los banquillos, que duraría entre 1966 y 2006, iría alternando constantemente entre clubes y selecciones. Dentro de la liga brasileña, dirigiría a 6 equipos diferentes (Flamengo, Fluminense, Vasco da Gama, Bangu, Portuguesa y Botafogo), repitiendo etapa en múltiples ocasiones en varios de ellos. Además, aparte de Brasil, también sería seleccionador de Kuwait, Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos. Su palmarés a nivel de clubes, es más prestigioso como entrenador que como jugador, conquistando una Serie A (liga brasileña) con el Botafogo, un Campeonato Saudita (en una aventura fugaz en el Al-Hilal) y otros cinco Campeonatos Cariocas.
El culmen de su carrera se halla en los banquillos de la selección nacional de su país. Dos meses antes del inicio del Mundial de 1970, es elegido como seleccionador nacional. Una Copa del Mundo donde Brasil no perdería ningún partido, ni de clasificación, ni del propio torneo. De esta manera, sería el primero en coronarse como campeón del mundo como jugador y entrenador. Despediría su primera etapa en el mundial de 1974, con un valioso cuarto lugar, a pesar de retiros y lesiones importantes respecto a la anterior edición.
Antes de regresar a dirigir a su amada nación, logró el hito de clasificar, contra todo pronóstico, a Emiratos Árabes Unidos a su primera Copa del Mundo, Italia 1990. Desgraciadamente, abandonaría voluntariamente el puesto, a pocos meses de iniciar el torneo, para regresar a dirigir equipos en su tierra natal. Por último, previamente levantaría una Copa Asiática, en 1984, dirigiendo a Arabia Saudita.
En 1992, pasaría a formar parte del cuerpo técnico de la selección brasileña, que era dirigida por Carlos Alberto Parreira. Sería una pieza de gran valor, ayudando en la coordinación, dirección y mando de la campeona en Estados Unidos 1994. A finales del mismo año, volvería a erigirse como primer entrenador, de un grupo de futbolistas que aspiraba a repetir el éxito en Francia 1998. Por el camino, recolectaría la Copa América y la Copa Confederaciones de 1997. Finalmente, la anfitriona le negó ser pentacampeón del mundo en 1998, siendo uno de los subcampeones más recordados de todos los tiempos.
Cuando parecía que su etapa con la 'canarinha' había llegado a su fin, 'O Velho Lobo' (el viejo lobo) recibió la llamada de Felipe Scolari. Tras una difícil clasificación y muestras de hostilidad por parte de la prensa, 'Felipão' aclamó la presencia de Zagallo como motivador y voz de sabiduría, con la intención de aportar un aliciente más al grupo y ejercer como amuleto de la suerte. Estuvo sentado al lado de cuerpo técnico y jugadores en el banquillo, a pesar de no estar registrado oficialmente. Por ello, no cuenta como ganador del Mundial de 2002, pero aficionados, jugadores y prensa opinaron que sin su presencia no habría sido posible consagrar el penta campeonato.
Cuando Carlos Alberto Parreira volvió a coger los mandos del combinado nacional, mantuvo la presencia, ahora oficialmente como miembro del cuerpo técnico, de Zagallo. Otras dos conquistas para su haber, Copa América 2004 y Copa Confederaciones 2005. Sin embargo, tuvo un final amargo su carrera, con una derrota en cuartos de final en Alemania 2006, nuevamente, a mano de los franceses.
Un entrenador cargado de personalidad y carácter. Nunca se arrugó, ni tampoco decepcionó, cuando se le pidió que diera un paso adelante para asumir el cargo. A pesar de todos sus éxitos, ni siquiera él estuvo exento de las críticas y la presión de la prensa, más aún cuando hablamos de la única pentacampeona del mundo. También recordado por icónicas frases, la más sonada ocurrió después de conquistar la Copa América en 1997: "Voces vão ter que me engolir" (Me vais a tener que tragar). Dirigido con especial cariño a los medios de comunicación, por ser criticado tras una derrota en un amistoso ante Noruega, previo al torneo.
'Formiguinha', 'The Professor', 'Velho Lobo'. Un puñado de apodos que nos hacen entender la relevancia de su persona para una nación, considerada la mejor de todos los tiempos. Con un palmarés que muestra que ha formado parte de la mayoría de éxitos de la 'verdeamarela', desde luego que por lo menos de todos los importantes. Su figura, como hace honor el título, ha quedado a la sombra, para los más jóvenes, de otras grandes personalidades del país más laureado en la historia del deporte rey. Aunque resulte contradictorio, su fallecimiento le ha traído a la vida para muchas personas, que a partir de ahora pueden tener conocimiento de quién fue Mário "Velho Lobo" Zagallo.
Luca Ortiz // @lucacho999
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