Steaua de Bucarest: El sorprendente campeón de Europa de 1986

El futbol tiene grandes historias que son dignas de contar y recordar, una de ellas la protagonizó hace 38 años un modesto equipo de Rumania, que logró avergonzar al Barcelona y coronarse como el Campeón de Europa en 1986. El Steaua de Bucarest

La final de la Copa de Europa de 1986 será una de las finales más recordadas de siempre. Disputada en el Estadio Ramón Sánchez Pizjuán, de Sevilla, ante unas 70.000 personas, el 7 de mayo de 1986. Para el Barcelona, ésta era su segunda final (tras la de 1961 cuando cayó ante el Benfica), mientras que para el Steaua era su primera final continental.

Tras los primeros enoventa minutos donde no hubo goles, la tónica se repitió en la prórroga, decidiéndose todo en los lanzamientos de penalti, siendo más efectivo el Steaua, que de cuatro lanzamientos, acertó en dos de ellos, mientras que el club catalán falló todos sus lanzamientos, siendo detenidos por el portero Helmuth Duckadam (protagonista de nuestra portada) que terminaría siendo la figura del partido, y conocido después como El Héroe de Sevilla.

El Steaua alzó la copa con el estadio prácticamente vacío, ya que la mayoría eran seguidores del FC Barcelona que abandonaron el estadio una vez consumada la derrota. La derrota en esta final fue el detonante de una gran crisis institucional en el club catalán.


El Steaua llegaba a esta edición 31 de la Copa de Campeones de Europa como campeón de la primera división rumana, logrando su título de liga número 10, con dos puntos de ventaja sobre el Dinamo de Bucarest, su clásico rival. En la primera fase eliminó al Vejle danés por un global de cinco a dos (1-1 en la ida y 4-1 en la vuelta), con Allan Simonsen, jugador del Barça en los inicios de los años 80.

El triunfo le garantizó el pase a la ronda de octavos de final, donde lo esperaba el Budapest Honvéd húngaro. En esta fase, el club rumano empezó mal al perder en la ida por la mínima en Budapest, pero en la vuelta logró un incontestable 4 a 1, pasando a cuartos de final. En cuartos, el Kuuysi finlandés fue su rival, al que eliminaría tras vencer 0 a 1 a domicilio en el partido de vuelta. En la ida habían empatado a cero en Rumanía.

Las semifinales las disputó ante el Anderlecht de Bélgica, el cuál ganó en Bruselas con gol de Enzo Scifo. La vuelta, jugada en Bucarest, se saldó con un claro 3-0, con doblete de Victor Pițurcă y un gol de Gavril Balint. El Steaua lograba así por vez primera el pase a una final europea, siendo el único club de su país en lograr tal derecho. Sin embargo, nadie le daba como favorito. Un equipo que no acostumbraba a estos partidos contra el todopoderoso FC Barcelona, que acudía como campeón de Liga la temporada anterior y que tenía a estrellas de la talla de Schuster, Marcos Alonso o "Lobo" Carrasco y el tristemente recién fallecido Terry Venables en el banquillo. 


El encuentro distaba de ofrecer espectáculo. De hecho, solo hubo tibios acercamientos en el inicio del primer tiempo, sumado a que la defensa del Steaua pudo contener algunos disparos del Barcelona. Con el pasar de los minutos, tanto el Barcelona como el Steaua tuvieron escasas ocasiones de gol, llevando todo a una prórroga de treinta minutos, donde todo siguió de la misma manera. Una de las peores finales que se recuerdan. 

El punto fatídico decidiría la suerte de ambos para coronarse como campeón europeo. El primero en lanzar fue Mihail Majearu, pero su tiro fue detenido por el gran portero Javier Urruticoechea, conocido como Urruti. Por parte del Barcelona, Alexanko tenía la posibilidad de abrir el marcador, pero la intervención de Duckadam lo mantuvo en tablas. Laszló Bölöni lanzó el segundo para los rumanos, también parado por Urruti, pero el siguiente, Pedraza corrió la misma suerte. Dos lanzamientos de cada equipo, y todavía con 0-0 en la tanda.

Marius Lăcătuș, que 8 años después haría historia con su selección en el Mundial USA'94, abrió el marcador desde los once metros para dar paso al disparo de Pichi Alonso, que volvió a fallar. Tres disparos del equipo culé, tres errores. Balint anotó para el club de Bucarest, que vería lograda la hazaña de coronarse por vez primera con el disparo de Marcos Alonso parado por Duckadam, el héroe de la azaña de los rumanos. El público se quedaba atónito al ver el acierto del guardameta y el desacierto histórico de los jugadores del FC Barcelona. 


El Steaua logró por vez primera el título de Europa, siendo el primer y único club de su país en lograrlo, además de ser el primer club de Europa del Este en ser campeón del continente. El éxito siguió en el plano nacional, al lograr otras cuatro ligas consecutivas, dos copas nacionales y la Supercopa de Europa al Dinamo de Kiev 1-0. El club volvería a jugar una nueva final en 1989, aunque esta vez caería en el Camp Nou ante el A.C. Milan.

El Barcelona, en cambio, viviría una grave crisis en lo institucional y en lo futbolístico. En esa temporada, el equipo terminó segundo en la liga a once puntos del Real Madrid, y en la Copa del Rey alcanzó la final, siendo vencido por el Real Zaragoza. Los años siguientes serían nefastos para el club, ya que no volvió a ganar una liga sino hasta el año 1991. En 1988 logró la Copa, y al año siguiente se alzó con la Recopa (la tercera para el club). Recién en 1992 volvería a una final de Copa de Europa, con triunfo español sobre la Sampdoria italiana.


Poco después, y en consecuencia del título obtenido, el equipo rumano se marchó a Tokio a disputar la final de la Copa intercontinental en Tokio, en diciembre del 86 (imagen sobre el texto). Su rival, el campeón de la Copa Libertadores, River Plate. En esta ocasión, los rumanos no pudieron alzarse con el trofeo, cayendo derrotados 1 a 0 en la final y por consiguiente no consiguiendo un "triplete intercontinental" de leyenda. Sin embargo, la hazaña lograda por este equipo, y más en nuestro país, será siempre recordada. 

Post Daniel Moreno // @dmtorrejon

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