Johan Cruyff y la "Naranja Mecánica"

La Holanda de los años 70 marcó un antes y un después. Equipo revolucionario por su forma de jugar dentro de la cancha, deslumbrando tanto en Europa como en América. El famoso "Fútbol Total", les llevó a ser dos veces subcampeones del mundo, de manera consecutiva además. Luis Aragonés, antes de la final de la Eurocopa de 2008, le dijo a sus jugadores que del subcampeón no se acuerda nadie. Como toda regla, siempre hay una excepción, ya que nunca se ha hablado tanto a lo largo de la historia de una selección que haya perdido una final de la Copa del Mundo.

Rinus Michels brilló en el banquillo del Ajax y tomó las riendas de la Selección de Paises Bajos hasta llevarla a dos finales del mundo, sin poder ganar alguna. La primera terminó cayendo ante la Selección de Alemania en 1974, liderada por Beckembauer, y la segunda, nuevamente ante el anfitrión, contra Argentina en 1978, donde brilló un excelso Mario Kempes. La posesión marcó el juego de los neerlandeses, y es que no se precipitaban a la hora de atacar, como era habitual en ese entonces. Al contrario que el resto, circulaban el balón hasta encontrar los huecos, para entonces sí buscar el gol de forma más segura, aunque no tan rápida.

En el Mundial de Alemania 1974, Holanda salió a la cancha con la camiseta que ahora conocemos como la tradicional en color naranja, ganándose el sobrenombre de 'Oranje' (naranja en neerlandés). Posteriormente, el estilo de juego completó el apodo. Los jugadores carecían de una posición fija, el movimiento constante creaba caos en la defensa rival, la cual no sabía como afrontar un sistema tan innovador para la época. Cuando perdían el balón, los tres o cuatro más cercanos realizaban lo que conocemos hoy como presión tras pérdida. Esto obligaba al rival a jugar hacia atrás, dando tiempo al resto de jugadores a replegar en defensa, o que se deshicieran del esférico sin criterio alguno, lo que provocaba frustración al no poder mantener la posesión y descansar de estar tanto tiempo defendiendo. La presión alta organizada era una de las características principales, parecían una máquina perfecta, así nació el mote "La Naranja Mecánica".

El líder y jugador más reconocido de aquella plantilla, es sin duda alguna Johan Cruyff. Sin embargo, además del genio de Ámsterdam, el combinado neerlandés contaba con compañeros en el campo de gran nivel. Debido a las características de su juego, que requería recorrer grandes distancias cada encuentro, la preparación física tomó un papel esencial. Anteriormente, habíamos visto jugadores con un gran físico, que dieron importancia a su preparación individual. Pero no fue hasta esta selección que vimos a la plantilla entera entonada en este aspécto, una condición que a día de hoy es fundamental para alcanzar la élite del deporte. Jan Jongbloeed, Johnny Rep, Rob Ressenbrink y Johan Neeskens, entre otros, fueron los más destacados del equipo que capitaneaba Johan Cruyff. Salvo Jan Jongbloeed, que se ubicaba bajo los tres palos, los demás tenían campo libre al no estar atados a una posición fija.

Esta fue la carta de presentación de Michels para llegar a dirigir a los Países Bajos en el Mundial de Alemania 1974. El fútbol total apareció en la máxima justa para maravillar a todo el planeta. Un estilo inspirado en la legendaria Hungría de 20 años atrás, con una posesión de pelota abrumadora, pases precisos, sin arriesgar de más para buscar huecos en las defensas contrarias y una presión muy fuerte a la hora de recuperar el balón. En pocas palabras, todos los jugadores estaban involucrados en ataque y en defensa, algo que exigía sacrificios posicionales. Siempre el compañero más cercano debía cubrir una posición descuidada al momento de buscar el balón o atacar. Una táctica mecanizada, prácticamente de entendimiento con los ojos cerrados.

A pesar de deslumbrar a todo el mundo, la fortuna no estuvo de su lado. En la final contra Alemania cayeron derrotados por dos goles a uno. Una final donde, hubo un penalti convertido por cada equipo, la gran actuación del guardameta alemán, Sepp Maier, y el desacierto de cara a gol de los holandeses, condenó a los capitaneados por Cruyff. A pesar de la derrota, la huella de esa selección fue inmensa, siendo reconocidos como el equipo que en aquel momento reinventó el fútbol.

Cuatro años más tarde, el fútbol volvería a concederle una nueva oportunidad a Holanda. Una nueva chance de coronarse como campeón del mundo. Esta ocasión, sin embargo, la estrella Johan Cruyff no haría acto de presencia debido a motivos personales, que saldrían a la luz la década pasada. En aquella época, se especuló sobre la razón de su ausencia, inclusive llegando a decir que no fue para posicionarse en contra de la dictadura que vivía Argentina en aquel entonces. La importante es que fueron capaces de alcanzar nuevamente una final sin su máximo referente. La final se fue a la prórroga debido al empate a uno y finalmente Argentina se impuso con dos goles en el tiempo extra.

La plantilla de 1974 siempre será la más recordada, con Cruyff a la cabeza, consiguieron que el subcampeón fuera tan recordado como el campeón. Que alcanzaran la final de 1978, por segunda ocasión consecutiva y sin su mejor jugador, es un indicio del talento que había. El juego no brilló tanto, pero una capacidad goleadora increible y un espíritu de ganador les llevó nuevamente a una final. Tras esas dos derrotas, más la cosechada en 2010 ante España, convierte a Paises Bajos en la selección que más finales ha disputado sin salir campeón. El fútbol les debe una, aunque tristemente Johan Cruyff no esté entre nosotros para aspirar a verlo algún día.


POST Daniel Moreno // @DMTorrejon

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