La evolución del jugador "encarador"

No mucho tiempo atrás, los equipos buscaban la figura de un jugador atacante que fuese capaz de recibir y encarar a su par. Ese extremo de antaño, habilidoso y rápido cuanto menos, solía ser la ‘estrellita’ del equipo, el protegido por el club y el favorito de la afición. 


Por ende, era el más buscado durante los partidos por los ‘tipos duros’ del rival, esos futbolistas de los que se solía decir que comenzaban los partidos con tarjeta amarilla en su haber. El extremo de antaño vivía en banda. Era su hábitat natural, donde partía y buscaba regatear a cualquiera que se le pusiera por delante. Algunos ejemplos que podemos recordar en esa posición eran los Robinho, Robben, Ribéry o el mismo Cristiano Ronaldo en su época en Manchester. Jugadores muy explosivos bien dotados técnicamente. Si tenían el día, la defensa rival ya podía rezar lo que fuera que eran prácticamente imparables.

El fútbol de entonces cambió. Se evolucionó a un fútbol mucho más pausado, donde la posesión era el tono predominante de los equipos, con el Barça de Pep Guardiola como máxima expresión, y el propio entrenador catalán como el gran artífice del fútbol de ‘toque’. No seré yo quien critique esta época, benditos tiempos para el fútbol español. Con los ‘bajitos’, nuestra Selección ganó un Mundial y dos Eurocopas. ¿Y el Barça de Pep? ¡Menudo fútbol hacía! Qué privilegiados éramos los que pudimos disfrutar de esto. Otro tipo de juego. Al fin y al cabo, todo evoluciona, incluido este maravilloso deporte llamado fútbol.


Seguramente los grandes damnificados fueron los jugadores cuya tipología describíamos el inicio del artículo. Personalmente, me di cuenta de este cambio con un futbolista en concreto: Neymar. Cualquiera que viese a ‘Ney’ en su etapa en el Santos, sabía que era un extremo puro, encarador, que regateaba y volvía atrás para volver a superarte. Fútbol de parque. Ese chico, dueño del balón con el que jugaba el resto, que se iba de todos y volvía para volverles a regatear. Con su llegada a Barcelona, su fútbol se adaptó a esas exigencias modernas. Partía de banda, pero su juego era mucho más combinativo, por dentro. Ya no era un extremo tan goleador, sino que era un futbolista más preparado y encaminado a dar ese último pase.


Actualmente, el fútbol de posesión de hace no muchos años ha variado. Como no, una nueva evolución del fútbol. Son pocos los equipos que te siguen sometiendo con balón, con larguísimas posesiones y dando 800-900 pases por partido. Vivimos en una época de fútbol ‘rock and roll’, el balón circula mucho más rápido y más vertical, dándole otro tipo de sentido a la posesión de la pelota. Con esto, han vuelto a aflorar esos futbolistas encaradores. 

Además, muchos han cogido el hábito de la caracterización del anterior fútbol mencionado: parten desde la banda, pero muchos son capaces de jugar y asociarse por dentro, no sin olvidarse de su misión principal, la cual es la de superar rivales por fuera. Uno de los mayores exponentes es el futbolista del Real Madrid Vinicus Jr. El brasileño es el clásico ‘jugador pesado’. Da igual el minuto que sea, él va a buscar esas posiciones de banda para regatear a su rival. En él se viene observando en los últimos tiempos algo más de predominancia por dentro, lo que ha hecho aumentar sus cifras goleadoras.


Otro estandarte es su compañero Brahim. Por favor, ¡qué pelotero! Un futbolista que aparece por cualquier lado del campo, que es capaz de desajustar el entramado defensivo rival, pero que también tiene esa virtud de extremo. Fíjense, por ejemplo, en el gol que hizo en la ida de los octavos de Champions contra el Leipzig. El malagueño ha encandilado a Ancelotti, como también hizo en su periplo en Milán.

Hay muchos más ejemplos sobre esta clase de futbolistas, pero lo que está claro es que el fútbol va cambiando, evoluciona. Y si los jugadores quieren triunfar, se tienen que adaptar. Renovarse o morir, dicen por ahí. Privilegiados nosotros, que lo disfrutamos. ¡Viva el fútbol!
Miguel Jiménez // @migueljh1

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