La Quinta del Pipo

Por ahí dicen que de la necesidad nace una virtud. Esta frase se la han aplicado en Valencia, grabándosela a fuego durante todos los días que componen una larga temporada de fútbol. 


Lejos quedan aquellos grandes éxitos, como los conseguidos por el Valencia entrenado por Rafa Benítez, hoy entrenador del Celta de Vigo, o el gran equipo que formó un tal Héctor Cúper, llegando a disputar dos finales de Champions League durante su estancia en la capital del Turia. O incluso la Copa del Rey cosechada por el equipo entrenado por Marcelino García Toral en la temporada 18/19. También se ven lejos antiguos anhelos en forma de futbolistas. Los Villa, Silva, Mata, Joaquín, Vicente, Cañizares, Albelda o Baraja tuvieron el privilegio de formar parte de los mejores equipos valencianistas de siempre.


Precisamente, Rubén Baraja es hoy entrenador del primer equipo. Llegó hace aproximadamente un año tras la salida de Gattuso, en la que fue la enésima decepción en la era Peter Lim, con el equipo coqueteando con el descenso y unas sensaciones terribles. En mi memoria siempre quedará la imagen de Muniain, capitán del Athletic Club, consolando a su homólogo en Mestalla José Luis Gaya, después de que el equipo bilbaíno venciese 1-2, diciéndole “queda mucho eh, queda mucho”, mientras el capitán valencianista lloraba desconsoladamente, viendo como la situación del equipo se ponía cada vez más preocupante.

A partir de ahí, Baraja consiguió levantar los ánimos de una plantilla que comenzó a competir y a sumar puntos. Y lo hizo con un déficit enorme en el equipo, lo que le obligó a tirar de la cantera. Así, jugadores jovencísimos como Diego López, Fran Pérez o Javi Guerra salieron a la palestra, en busca de una amarrar una permanencia clave para el futuro de la entidad.


El Valencia consiguió quedarse un año más en Primera División. En la mente de cada aficionado afloraba la duda de lo que iba a pasar esta presente temporada, en un verano con pocos fichajes. El "Pipo" Baraja lo tuvo claro: si no hay fichajes, la factoría de Mestalla contaba con jóvenes promesas que, además de ser competitivos, sentían el Valencia como si fuese suyo. Y con ello, ha construido la plantilla de este año, donde la juventud aflora a raudales.

Este "baby" Valencia se ha convertido en un equipo muy difícil de batir, sobre todo en el siempre complicado Mestalla. Por el once tipo valencianista afloran jugadores muy precoces, como los ya mencionados anteriormente o jugadores que no alcanzan los 25 años, como es el caso de los Mamardashvili, Mosquera, Pepelu, Hugo Duro, etc. Está claro que el preparador vallisoletano confía mucho en ellos, y estos creen en su idea. Esto ha permitido que el Valencia esté ahora mismo de lleno en la pelea por Europa, lo que sería un gran triunfo para la entidad, viendo las últimas temporadas, en las que la única alegría fue la final de Copa que alcanzaron los chicos de José Bordalás en la 21/22, donde cayeron en la tanda de penaltis frente al Real Betis.


Lo que está claro es que este Valencia tiene futuro. Así lo han demostrado estos jugadores. Esperemos que las necesidades económicas de la entidad no hagan que esa enorme camada de jóvenes futbolistas tengan que salir, lo que significaría una nueva decepción para el equipo del Turia. "La Quinta del Pipo" está más motivada que nunca. Juventud al poder.

Miguel Jiménez // @migueljh1

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