Luka Modric: El sabio silencio del capitán en la sombra

“Nije u soldima sve” recitaba una famosa canción que la selección croata cantaba en el bus en el último mundial. Al parecer, esta canción del cantante preferido de Luka Modric, Mladen Grdovic, es la misma que solía cantar el diez del Real Madrid cuando jugaba en el Zadar, y se titula “el dinero no lo es todo”. Quizás sea el mensaje que en estos días Luka está trasladando a su presidente Florentino Pérez que creyó en él desde aquel 27 de agosto de 2012.


Ahora está viviendo sus meses más difíciles en la entidad blanca debido a la falta de titularidad que Carletto Ancelotti le está otorgando y que se debe a la gestión de los efectivos y también a los numerosos partidos que el Real debe afrontar por competir los dos títulos que quedan de la temporada: la liga y la UCL. Cuando digo meses difíciles me refiero a un periodo dudoso acerca de su futuro, porque en una misma frase no pueden estar juntas las palabras Modric y difícil.

Su historia y su infancia definirán para siempre el destino del joven Modric que con tan solo seis años pierde a su abuelo en las zonas limítrofes a su casa. El periodista Ivica Marijacic de Zadarski List en el 1995 describía así su ejecución: “La mañana del 18 diciembre 1991, sobre las 9, un grupo de milicianos, los chetniks (nombre con el que se conocía el Ejercito monárquico Yugoslavo de la patria) de Obravac se dirigió a lo largo del antiguo camino hacia las montañas Velebit


Mientras recorrían un camino tortuoso y polvoriento de los Velebit, cantaban sus canciones populares, canciones primitivas llenas de rimas ideológicas y violentas. También elogiaron a Draza Mihajlovic, Slobodan Milosevic y los otros creadores del proyecto serbio de ocupación de las naciones vecinas. Precisamente en ese estado de ánimo, los alegres chetniks se encontraron con un rebaño de ovejas y cabras, y con un hombre que cuidaba del rebaño mientras pastaba la pobre hierba de montaña: era Luka Modric de Zaton Obrovacki, un pueblo que limita con Jasenice, situado sobre Obrovac. Los chetniks pararon el coche inmediatamente, bajaron y corrieron hacia el inocente pastor, cantando de nuevo con sus gargantas descuidadas. ‘¿Quién eres?, ¿qué haces aquí? Este es un territorio serbio', se apresuraron. Lo empujaron, se lanzaron contra él y le gritaron: '¡Adelante, muévete!' El pastor asustado dio un par de pasos adelante vacilante, y Velebit hizo estallar algunos disparos aterradores. Luka Modric estaba en el suelo, herido. Después de matar a Luka Modric, los asesinos, los chetniks, continuaron hacia Meke Doce para completar su plan sangriento."


La ciudad de Jasenice, en un pequeño pueblo de Dalmacia, de la que hacía parte Modric, fue ocupada por las fuerzas serbIas eN septiembre del 1991 durante la guerra de independencia croata. La vida del joven Luka pasó de la tranquilidad de los campos y las ayudas a su abuelo a la condición de refugiado junto con sus padres y a su hermana. La historia de Luka Modric empieza con la guerra que marcará el principio de sus primeros años de vida, su carácter y se transformará en una realidad del día a día de él y su familia adquiriendo “la madre Dalmacia” de la canción un significado que marcará para siempre el destino de aquel niño flaco obligado a mudarse con sus queridos hacia otra demora. Nadie hubiera imaginado que 27 años después aquel niño iba a recibir el Balón de Oro gracias a los votos de 173 periodistas de todo el mundo.


Dejaron su casa en ruinas por las bombas y minas que tenía alrededor y no volvieron nunca más. La decisión de abandonar su pueblo en búsqueda de la salvación llevará a Luka y su familia a la cercana Zadar donde se alojaron en un hotel para refugiados de guerra con el nombre de Kolovare. La familia Modric pasará en el hotel 7 años de su vida. Será allí donde empezará a practicar varios deportes junto con otros niños para distraerse e intentar llevar una vida lo más parecido a la normalidad. Era apasionado el baloncesto y el balonmano, pero su profesor de educación física se quedó impresionado cuando lo vio jugar al futbol sobre todo cuando jugaba con chicos más grandes que él.

Su agilidad no pasó desapercibida y quizás era el fruto de las ayudas que daba a su abuelo subiendo cuesta arriba entre las rocas dirigiendo las cabras y protegiéndolas de los lobos. Fue el mismo director del hotel, asiduo frecuentador del club de futbol del Zadar, el primero que notó sus dotes mirando cuando jugaba a la pelota en el parking y en las calles alrededor de su estructura.


El cole representó un lugar muy importante de su infancia en Zadar. Solían esconderse debajo de las mesas cuando sonaba la alarma de alerta antiaérea y las bombas caían con bastante regularidad. Mientras las bombas amenazaban la ciudad que se encontraba sin agua y electricidad desde hace meses, los dirigentes del Zadar tomaron la iniciativa de dejar abiertos sus espacios deportivos a cualquiera dando pues la oportunidad a grandes y niños de pasar allí los días. Y Modric estaba entre ellos, a pesar de su semblante débil y tímido, destacaba entre los demás por su excelente control de balón y una muy desarrollada e innata visión de juego.


Durante los entrenos en el campo local los jugadores tenían que interrumpir e irse a reparar para luego volver a salir al campo tras el cese de las alarmas. Además de los problemas del día a día, Luka, tenía que hacer frente también a los perjuicios acerca de su estatura y estructura física dato que era considerado como muy débil para el futbol y solía superarlos con su técnica innata desde la infancia, "él cogía el balón y hacia malabares que hacían chicos de 20 años, él tenía 7 u 8", recuerda Svetko Custic, el presidente de uno de sus primeros equipos. Otros entrenadores supieron solucionar el problema de su físico poniéndolo hacia atrás, como central defensivo, cuando se enfrentaban a equipos más fuertes. 


Era muy rápido y ganaba todos los contrastes gracias a su baricentro bajo que le permitía girarse con más rapidez respecto a los adversarios más altos. Su juego empezaba a parecerse al de hoy en día. No obstante, sus dotes físicas parecían un límite y no superará las pruebas para entrar en el club de su infancia, el Hajduk Spalato que lo valorará no idóneo. Tomislav Basic, entrenador del sector juvenil del Zadar y primer verdadero descubridor de su talento, lo convencerá a no tirar la toalla y a él, años después, Luka le dedicará la Champions League número 10 que ganará con el Real Madrid en el 2014 afirmando “le debo todo, sin él nunca hubiese llegado hasta aquí”.

Con 16 años dejó el NK Zadar, donde hizo todo el sector juvenil, para fichar en el 2002 por el Dinamo de Zagreb, aunque terminó cedido al equipo bosnio del HSK Zrinjski Mostar, el equipo del lado croata de la ciudad y después en un club pequeño de la primera division croata, el Inter Zapresic. Luka se encuentra nuevamente en la situación de afrontar otra dificultad que lo hará más fuerte. La liga bosnia era considerada la más difícil y violenta de Europa por eso acababa los partidos con su equipo paralizado por las rampas.


Aun así, consiguió ganar el trofeo como mejor jugador de aquella liga en bosnia y ganó el trofeo como mejor promesa croata. Esta experiencia lo fortaleció y lo preparó para el futuro. Tras estas experiencias, el Dinamo consideró acabado el periodo de formación y lo llamó a hacer parte del primer equipo donde se asentó como un verdadero líder junto con algunos de sus compañeros de selección como Milan Badelj, Mario Mandzukic o Vedran Corluka. Juntos culminaron con el dominio del club en el campeonato croata y en el 2016 consiguieron el undécimo título nacional consecutivo.


En el 2008 fichará para el Tottenham por 21 millones de euros y será el fichaje más caro del club inglés y el más remunerativo para el Dinamo. Después culminará, en el 2012, con su gran meta personal, el Real Madrid, por 30 millones de euros. Llegó en el ultimo año de José Mourinho y fue desde el primer minuto titular indiscutible de aquel Real. El año siguiente fue entrenado por Carletto Ancelotti con el que instauró una relación muy estrecha consagrada por la conquista, 12 años después, de la Champions League.

Desde entonces lo ganó absolutamente todo con el equipo de la capital. Luego fue entrenado por Zinedine Zidane y nuevamente por Carletto hasta hoy en día. En sus palmares constan 5 Champions League, 5 Mundiales de Clubes, 3 Ligas, 4 Supercopas de Europa, 2 Copas del Rey y 4 Supercopas de España. Con su selección consiguió llegar por primera vez a la final del campeonato del mundo en el 2018 que perdió ante Francia por 4 a 2. Además de ser nombrado el MVP del torneo. 


Actualmente el Real Madrid está a punto de disputar los octavos de final de la UCL y el equipo está bastante tocado a nivel de lesiones por acumulación de partidos en pocas semanas. Carletto está sabiendo dosificar los minutos en las piernas de muchos jugadores y hasta ahora a Modric no le ha dado mucho espacio ni el esperado protagonismo deseado por los aficionados. Quizás sea una estrategia de planificación del técnico italiano. Lo descubriremos en esta segunda fase de la temporada, la más importante por los dos títulos en juego que quedan por disputar. El dato cierto es que la ecuación Modric es una de las cartas más románticas que el técnico puede y debe jugar para coronar otro épico final de temporada y que daría al croata el merecido protagonismo y reconocimiento a su carrera llena de logros.


Seguramente él está, otra vez, esperando su ocasión de retomar las riendas del mediocampo y, con la calma de un sabio, sabe que faltan muchos partidos aún por pelear. Como él mismo afirmó en una entrevista: “tenéis que entender una cosa sobre la gente croata. Después de todo lo que nos ha pasado, tras la guerra, somos más fuertes. Lo que hemos pasado ha sido muy duro. Hoy somos personas difíciles de romper y estamos decididos a demostrar que podemos lograr el éxito”.


Fausto Mangione // @serpicomangio // @serpico_81

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