Zlatan Ibrahimović: La persona y el personaje

Según estudios científicos, el hábito de la lectura, entre los múltiples beneficios que aporta, favorece la empatía, cultiva la mente y es un instrumento de progreso. Además, tiene la capacidad de cambiar nuestra forma de ver las cosas, como me ocurrió a mí con el protagonista de hoy. Después de leer Soy Zlatan Ibrahimović: Mi historia contada a David Lagercrantz, su autobiografía, este pasó de ser un jugador el cual no soportaba, a ser una de mis figuras favoritas. Una historia de vida curiosa y entretenida, que narra su camino hasta alcanzar el éxito profesional, y donde conocer sus orígenes es fundamental para comprender su personalidad.

Cuando hace un par de meses compré billetes para viajar a Copenhague y Malmö, inmediatamente puse en mi ruta turística visitar el distrito de Rosengård, ubicado en la ciudad sueca. ¿El motivo? Porque es el barrio donde se crio Zlatan y donde se encuentra un pequeño campo de futbol sala callejero a su nombre. Fue inaugurado cuando militaba en el Inter de Milán, allá por el año 2007, y con la intención de inspirar a los jóvenes de la zona. Aparte del detalle de su huella, su firma y su silueta rematando un balón, lo más importante es la inscripción, la cual resume a la perfección su mensaje. Traducida al castellano, significaría lo siguiente: "Aquí está mi corazón. Aquí está mi historia. Aquí está mi fútbol. Sigue adelante. Zlatan"

Hijo de inmigrantes balcánicos de la antigua Yugoslavia, la dedicatoria va dirigida para aquellos niños que viven una realidad parecida a la que vivió él durante su infancia. Un barrio de inmigrantes, donde para salir adelante, en una casa de seis hermanos, a veces había que realizar acciones poco éticas o donde los peligros y las tentaciones de las calles podrían llevarlo por el mal camino. Mientras caminaba por las calles de Rosengård, iba visualizando todo aquello que dos años atrás leí en su autobiografía. Y a pesar de que actualmente sea un lugar diferente, donde un turista como yo puede pasear tranquilamente, continúa siendo un lugar habitado por inmigrantes en su gran mayoría. Uno puede imaginarse al mirar los edificios y las zonas urbanas, cuál debía ser el aspecto y el ambiente en los años noventa, la época que Zlatan residió allí.

Quizás te estarás preguntando por qué en el título hago la diferenciación entre persona y personaje. A medida que han ido pasando los años, mi concepción sobre el mundo del fútbol, principalmente el más mediático, ha ido cambiando. Una de las ideas que defiendo es que todo el conglomerado de partidos, ruedas de prensa y redes sociales son como una película. En ese caso, los jugadores y entrenadores son actores, que en ocasiones adoptan un papel que no casa de ninguna manera con su verdadera forma de ser. Algo parecido siento que pasa con el ahora exfutbolista. Muchas de sus típicas declaraciones o celebraciones, llenas de soberbia, arrogancia y egocentrismo, son parte de un guion que el mismo se inventa para llamar la atención y entretener al espectador. Creo que no piensa realmente todo lo que dice, o sí lo piensa, pero emplea, de manera deliberada, unas formas y expresiones hiperbolizadas.

Lo que es innegable es su peculiar carácter, muy apasionado y colérico. Un carácter que se formó precisamente por las circunstancias de su infancia, que le obligaban a ser fuerte, a no tener miedo y a saltarse alguna que otra norma si pretendía lograr su sueño. Su ascenso dentro de la cantera del Malmö lo dejó muy claro. Tuvo que lidiar con las críticas de los padres de varios de sus compañeros, debido a lo individualista que era su forma de jugar. También narra en el libro sus diferencias y rifirrafes con los veteranos cuando ascendió con el primer equipo aun siendo juvenil. Como expone en su libro, él consideraba que debía ser firme y autoritario para que le respetaran, son los métodos que había aprendido en la calle. Mientras que el resto de compañeros tenían a sus padres o a los veteranos les respaldaba el club, él sentía que nadie más iba a defenderle y que tenía que hacerse valer y valorarse él solo.

Hablando de las calles, siempre recuerda aquellas en las cuales pasó horas con una pelota en los pies, mejorando su calidad individual y aprendiendo nuevos trucos, especialmente los de su ídolo Ronaldo Nazário. Dicha cancha, a su nombre, en parte, se construyó con esa idea, que posibles futuras estrellas tengan un lugar donde desarrollar su talento.

Su etapa en el club sueco es la más desconocida para el aficionado promedio. Sin embargo, es de las más importantes, principalmente cuando estuvo cerca de abandonar el fútbol con 15 años. La vida en casa era dura, su padre debía trabajar para mantener una familia de seis hijos y la madre debía cuidar de todos ellos. Por ello, a temprana edad estuvo cerca de abandonar el deporte para trabajar y ser un contribuidor más en casa, pero la persona que en aquella época ejercía de su agente, después de quedar deslumbrado viéndole entrenar, le convenció para que continuara.

Otro momento clave fue el descenso del club a segunda división en 1999, misma temporada en la que debutó Zlatan. Sin embargo, esto abrió las puertas de la titularidad al delantero centro, que ante la falta de minutos, que él consideraba que merecía, quiso abandonar el club, más aún tras no alcanzar la salvación. Una vez más su agente intermedió, y con ayuda del club, sumado a la estampida de los mejores jugadores, lo convencieron de quedarse para jugar en segunda división en el año 2000. Un gran acierto, sería la figura en el regreso a la máxima categoría, siendo el máximo goleador con 12 dianas en 26 partidos.

A partir de este punto, su carrera es ya conocida por la mayoría. Tras su famoso rechazo a Arsène Wenger y al Arsenal, incluso antes de debutar con el equipo de su ciudad natal, alegando que "Zlatan no hace pruebas", fichó por el Ajax de Ámsterdam. Como sería habitual en cada uno de los clubs donde ha militado, no dejaría indiferente a nadie. En el caso del club neerlandés, tuvo sus más y sus menos con Ronald Koeman y, principalmente, con Van der Vaart. Tras un amistoso de selecciones donde el sueco le propició una escandalosa entrada a la otra estrella de su propio equipo, tanto el entrenador, como la directiva y la afición se volvieron en su contra. ¿Cuál fue la respuesta de Ibra? En el siguiente encuentro marcó su icónico gol driblando a cinco defensores y sentando al portero en el suelo. Todo quedaría zanjado meses después, con la marcha del internacional sueco a Italia.

En el libro plasma su opinión sobre otras figuras del mundo del fútbol con las que ha interactuado, incluso, como he mencionado, aquellos con los que tuvo confrontación y enemistad. Imperdibles sus comentarios a cerca de Pep Guardiola y lo que vivió en su etapa blaugrana, o la anécdota de su primera reunión con Mino Raiola. Su perspectiva del bochornoso Calciopoli y del mafioso Luciano Moggi también son muy interesantes, debido a que fue uno de aquellos jugadores que abandonó la "Vecchia Signora" tras el descenso a la Serie B por sanción.

Sin embargo, y a pesar de mantener, tanto dentro como fuera del campo, una actitud muy característica, su lado más humano es palpable a través de las páginas. Su relación con aquellos compañeros que más respetaba, como es el brasileño Maxwell, con el cual ha compartido vestuario en cuatro equipos distintos, nos muestra que tuvo amigos a la par que enemistades a lo largo de su brillante carrera. La vida personal del jugador, principalmente en el ámbito familiar, enseña lo que podríamos denominar "la otra cara de Zlatan". Una persona que se preocupa por aquellos que le rodean y que considera "de los suyos". Con algunas aficiones excéntricas, pero también de gustos y deseos cotidianos, como disfrutar de la serenidad que ofrece la vida rural.

Una carrera digna de trotamundos, conquistando títulos en cada país que ha aterrizado y dejando una huella intachable en cada estadio. Los goles espectaculares, las jugadas deslumbrantes, las celebraciones chulescas, las declaraciones ególatras y el carisma innegable. Todo ello forma parte del espectáculo, del "Show de Zlatan". No apto para todos los públicos, solo para aquellos que, como yo hice en su día, deciden no darle tanta importancia a si está en lo correcto o si es justificable su estilo de actuación. Simplemente, había que disfrutar de aquello que ofrecía, tanto con el balón en los pies como sin las botas puestas. Podríamos decir que "Gran jugador, mejor personaje".

Luca Ortíz // @lucacho999


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