Vinicius, ¡basta ya!
Desde aquel verano de 2018, cuando una joven perla brasileña, recién salido del Flamengo, aterrizó en la entidad blanca, hasta el presente en el que nos encontramos, no ha habido ni un solo momento en el que Vinícius Jr haya pasado desapercibido. Desde aquel mordisco propiciado por Tachi, jugador del filial del Atlético de Madrid por entonces, a los pocos meses de comenzar su andadura en el Real Madrid Castilla, hasta su más reciente expulsión (por segunda vez) contra el Valencia en Mestalla. Su figura se ha encontrado siempre en el centro del huracán, una repercusión mediática con la que aún no es capaz de convivir correctamente.
La polémica está a la orden del día cuando se habla de él, halagos y críticas a partes iguales, aunque no siempre fue así. Tuvo un inicio complicado ya desde el Castilla, donde algunos jugadores del filial merengue veían a Vinicius Jr como una barrera en su sueño de alcanzar la élite del fútbol. El brasileño era el ojo derecho de Florentino, principal responsable de su llegada a Valdebebas, y tenía un salario propio de un jugador de la primera plantilla, además de contar con la atención de los medios y las redes. Sin embargo, la confianza propiciada por Solari al final de esa primera temporada hizo que acabara teniendo más apariciones en el Santiago Bernabéu que en el Estadio Alfredo Di Stéfano. Gracias a su ímpetu y voluntad de siempre ir hacia delante buscando la portería rival, se ganó el cariño de la afición, y aunque era evidente que aún debía mejorar mucho, había una estrella en potencia.
Sin embargo, los próximos dos años a los mandos de Zidane no fueron como él deseaba. No terminaba de cuajar buenas actuaciones, principalmente debido a su pésima toma de decisiones en el tercio final de campo. Entre el precio que se pagó por él con tan solo 17 años (45 millones), su nula capacidad goleadora y el hecho de vestir la camiseta del Real Madrid, un factor muy relevante en esta historia, se convirtió en el hazmerreír del anti-madridismo. La situación llegó hasta tal punto que Benzema y Mendy fueron captados manteniendo una conversación en el intervalo de un partido donde criticaban a su propio compañero.
Durante ese periodo, Vinicius Jr nunca se pronunció ni hizo ningún mal gesto. Se dedicó a trabajar en su juego, siendo consciente de su potencial y con un objetivo en mente, convertirse en el mejor jugador del mundo. Para el inicio de la campaña 21/22, el brasileño ya llevaba 3 años en Madrid, habiendo disputado más de 100 partidos con tan solo 14 goles y 15 asistencias. Sin embargo, el regreso de Carlo Ancelotti en el verano de 2021 cambió por completo su carrera y estatus como jugador. El técnico italiano le dio la confianza necesaria para que pasara a ser uno de los jugadores más determinantes del mundo. 22 goles y 16 asistencias en una temporada que culminaría en su segunda liga española y en su primera Champions League, siendo la segunda espada por detrás de un pletórico Benzema.
Cuando a uno le callan la boca, existen dos caminos; reconocer la verdad y admitir que uno estaba equivocado o realizar una huida hacia delante tratando de negar una realidad evidente. La segunda opción fue escogida por la mayoría de los detractores de Vinicius Jr, exclamando que sería un caso de 'One Season Wonder'. Los dos siguientes años dejarían nuevamente en evidencia a los 'haters'. Superó su producción goleadora, pulió su estilo de juego y conquistó más títulos, hasta convertirse en el mejor jugador del mejor equipo del mundo, y siendo candidato al Balón de Oro, merecedor del galardón para muchos.
A partir de su explosión de rendimiento, Vinicius Jr ha adquirido un carácter más chulesco, propio también de su forma de jugar y entender el fútbol. Hasta ahí todo bien, como jugador que ha sido, y sigue siendo, ridiculizado y faltado al respeto de forma continuada, tiene su derecho a réplica, sobre todo de la forma en la que lo ha hecho, con el balón en los pies y a base de derribar murallas defensivas. El problema llega cuando esto se convierte en una debilidad, donde el jugador es fácilmente provocado por aficiones y jugadores rivales, privándole de rendir al máximo nivel en la mayoría de partidos. Por su propia voluntad y falta de autocontrol, acaba desquiciado con el árbitro, los defensores rivales y consigo mismo, perjudicando el devenir de muchos encuentros. Su figura ha alcanzado un calibre donde debe ser consciente de que se encuentra por encima de muchas cosas que le rodean.
Su último espectáculo en Mestalla es la gota que colma el vaso. Agrede o intenta agredir a un rival, algo por lo que ya debería haber sido expulsado en más ocasiones, y luego, si no es por como lo sujetan, quería encarar al árbitro. Una imagen donde Vinicius Jr parece un niño pequeño con problemas de autocontrol, totalmente vergonzoso. Con una sanción muy suave para la que debería recibir, deja al Real Madrid sin uno de sus mejores jugadores en un momento delicado para la "Casa Blanca".
La temporada pasada Ancelotti ya se mostró desquiciado con las actitudes del brasileño, donde a veces parecía ejercer de padre en vez de entrenador. Es el primero consciente de todo el potencial que está desperdiciando su jugador y del futbolista que se pierde el Real Madrid y el panorama futbolístico si sigue por ese camino. Aún es relativamente joven, tiene tiempo para madurar. Debería fijarse en el que muchas veces ha declarado su ídolo, Cristiano Ronaldo. Igual que le imitó cuando agachó la cabeza ante las críticas y se dedicó a entrenar, debería hacerlo en esta ocasión. Nadie ha tenido más presión y miradas encima que el astro portugués, y siempre respondía en el campo. Luego se lucía con sus celebraciones y declaraciones, pero primero respondía con rendimiento dentro del campo.
A todo esto, no quiero pasar por alto los inadmisibles insultos racistas que recibe o las amenazas violentas como el muñeco ahorcado con su careta. Esas minorías no tienen cabida y por supuesto que debe alzar la voz contra estos actos, pero en ocasiones generaliza tanto que hace que su causa pierda adeptos y credibilidad. Primero debe centrarse en el fútbol, rendir para el club en el que trabaja y hacer lo que sea necesario para jugar al máximo nivel, en este caso mejorar su actitud y capacidad de autocontrol. A partir de ahí, que siga bailando en cada gol que marca, que haga las declaraciones que considere y que denuncie los actos racistas, luchando por una causa noble como es combatir el racismo.
Luca Ortiz // @lucacho999
Excelente texto, bem feito e com análise importante, porém, estar no lugar de quem é insultado, só quem sente sabe o quanto é difícil o auto controle, especialmente, quando o insulto é racista. Talvez se ele não reagisse, a questão não teria a visibilidade necessária pra que se combata este tipo de crime!
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