Adiós a Francisco I, el Papa futbolero
Que el fútbol desata pasiones es algo sabido por todos. Millones de aficionados en todo el mundo vibran con goles, camisetas, retransmisiones, estadios llenos... Pero hay casos en los que la pasión por el fútbol va más allá de lo terrenal. Uno de ellos fue el de Jorge Mario Bergoglio, el Papa Francisco.
Nacido el 17 de diciembre de 1936 en el barrio de Flores, en Buenos Aires, Argentina, creció en el seno de una familia de inmigrantes italianos que habían huido del auge del fascismo en su país. Fue el mayor de cinco hermanos, hijo de Mario José Bergoglio y María Regina Sivori. Por parte de madre, era familiar lejano del legendario delantero italiano Omar Sívori.
Desde pequeño, soñaba con ser futbolista. Sin embargo, con humor reconocía: “Era un pata dura, no jugaba bien”, confesó entre risas en una entrevista con un periodista argentino. Fue su padre quien lo hizo socio de San Lorenzo de Almagro cuando aún era un niño, y lo llevaba al viejo Gasómetro para ver jugar al Ciclón.
“Aún recuerdo muy bien al equipo de 1946, campeón de Argentina. Ganamos la liga poco antes de que yo cumpliera 10 años”, solía decir, mientras recitaba de memoria la alineación completa de aquel equipo inolvidable.
Durante su pontificado, recibió en el Vaticano a delegaciones completas de equipos de fútbol de todo el mundo y a estrellas como Lionel Messi, Diego Maradona, e incluso a la selección alemana campeona del mundo. En su residencia del Vaticano, tenía un pequeño rincón decorado con todo tipo de recuerdos futbolísticos: camisetas, bufandas, cromos… un verdadero santuario que reflejaba su inagotable amor por el fútbol.
Como curiosidad, existe una leyenda nunca confirmada que asegura que el Papa Francisco y el Papa emérito Benedicto XVI vieron juntos la final del Mundial de Brasil 2014 en el Vaticano. Aquel duelo entre Argentina y Alemania fue bautizado popularmente como "la final de los dos Papas".
Fan declarado de Messi y Maradona, Francisco siempre tuvo su propia opinión sobre quién fue el mejor de todos: “Leo y Diego fueron muy buenos, pero para mí hay otro en la terna: Pelé. Ese fue el mejor de todos”, afirmó sin titubear en una entrevista.
En otra ocasión, cuando un periodista le preguntó si Messi era "Dios", respondió con una sonrisa: “Obviamente no. Es un grande con la pelota, da gusto verlo jugar, pero no es Dios. Decir eso es un sacrilegio”.
El Papa futbolero nos dejó el 21 de abril de 2025, en su residencia de Santa Marta, en el Vaticano. Allí vivía junto a otros trabajadores del Vaticano, y allí también había acondicionado su famoso rincón futbolero.
Post Daniel Moreno // @dmtorrejon
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