La previa de la Final de Champions
Dicen que las finales no se juegan, se ganan. Pero si le preguntas al Inter de Milán o al Paris Saint-Germain, también te dirán que se sufren. Que duelen. Que muchas veces enseñan más cuando las pierdes que cuando las levantas.
Porque ambos equipos llegan a Múnich con la piel curtida, con cicatrices en la espalda y con una mochila llena de sueños de cristal que se han roto más de una vez a las puertas de la gloria.
Este sábado, el Allianz Arena será el escenario de una final que huele a redención. Por un lado, el Inter, viejo gigante de Europa que sabe lo que es levantar la Copa de Europa tres veces (dos en los sesenta con Helenio Herrera, y la última en aquel mítico triplete de 2010 con Mourinho, Milito y compañía). Por otro, el PSG, un proyecto que nació de la ambición, el dinero y las estrellas, pero que aún no ha conseguido inscribirse con letras doradas en la historia del torneo más grande de todos.
Ambos han llegado aquí con méritos propios. El Inter se ha deshecho del Feyenoord en octavos, ha eliminado al Bayern Múnich en cuartos, con autoridad, y ha sobrevivido a una semifinal de locura contra el Barça (7-6 en el global), demostrando carácter, experiencia y un equilibrio competitivo que recuerda a las mejores versiones del club.
Por su parte, el PSG ha dejado atrás al Liverpool, ha vencido a un sorprendente Aston Villa y ha superado al Arsenal con un juego más coral, menos dependiente de nombres rutilantes, pero mucho más equipo. Luis Enrique ha cambiado la narrativa de un club que solía ser más marca que escuadra.
Y aquí están. El Inter, con el recuerdo aún caliente de la final perdida en 2023 ante el Manchester City, cuando aguantaron hasta el final pero se fueron de Estambul con las manos vacías. Con un grupo sólido, con Lautaro como bandera y con Inzaghi sabiendo que esta vez no basta con competir: toca ganar. Porque en el Inter la historia no espera. No perdona.
El PSG, en cambio, llega sin Mbappé, sin Messi, sin la presión de tener que ser campeón por decreto. Pero con algo quizás más importante: convicción. En 2020 llegaron por primera vez a una final y cayeron ante el Bayern en una Lisboa sin público, en una noche sin alma. Desde entonces, fichajes, millones y más fracasos. Y sin embargo, hoy están de vuelta. Con menos hype, pero más fútbol.
Lo curioso de esta final es que representa dos eras distintas del fútbol. El Inter, con su peso histórico, con una camiseta que ha vivido noches de leyenda. El PSG, símbolo del fútbol moderno, deseando que esta vez la historia empiece a escribirse con ellos dentro. Uno busca su cuarta Champions. El otro, la primera.
Y en el fondo, esta final es eso: la pelea entre quien quiere seguir haciendo historia… y quien quiere empezar a tenerla.
Porque uno saldrá de Múnich con una estrella más en el escudo. Y el otro, con otra noche más para preguntarse: ¿qué nos faltó esta vez?
Post Redacción TSO
Comentarios
Publicar un comentario