Indianápolis 2005: el GP de la vergüenza

La Fórmula 1 es sinónimo de glamour, velocidad, adrenalina… y sí, también de polémicas. 

Hoy, en nuestro Viernes de Clásicos, recordamos uno de los episodios más insólitos y vergonzosos de la historia del "Gran Circo": el Gran Premio de Estados Unidos de 2005, celebrado en Indianápolis.

Era el 19 de junio y el campeonato vivía su novena cita tras la victoria de Kimi Räikkönen en Canadá. Ferrari llegaba con la obligación de sumar fuerte para seguir vivo en la lucha por los títulos. Pero lo que parecía una carrera más del calendario, se convirtió en una pesadilla para los aficionados y un escándalo que cambió la relación entre equipos, fabricantes de neumáticos y la FIA para siempre.

Ya desde los entrenamientos del viernes, las cosas no pintaban bien. El intenso calor de Indianápolis, combinado con el reciente reasfaltado del circuito (realizado para las 500 Millas de mayo), elevó la temperatura del asfalto hasta niveles inusuales. Resultado: reventones de neumáticos a alta velocidad.

El más grave fue el de Ralf Schumacher, que sufrió la explosión de su neumático trasero derecho justo al entrar al óvalo, antes de la recta principal. El impacto contra las protecciones fue brutal. Al día siguiente, Fernando Alonso vivió un episodio similar.

Las investigaciones concluyeron que la nueva superficie del circuito había comprometido la integridad de los neumáticos Michelin, que equipaban a la mayoría de los equipos. La situación era crítica.

El sábado se sucedieron las reuniones entre los equipos afectados. Tres opciones se pusieron sobre la mesa:

  1. Correr con los Michelin, asumiendo los riesgos.

  2. Introducir una chicane improvisada en la zona del óvalo para reducir la velocidad.

  3. Disputar la carrera sin puntos en juego, simplemente para entretener al público.

Max Mosley, presidente de la FIA, rechazó tajantemente la segunda opción. Mientras tanto, Ferrari, Jordan y Minardi, los únicos equipos con neumáticos Bridgestone, se veían beneficiados de forma directa en medio de una auténtica guerra de compuestos.

Recordemos: la normativa de aquel entonces prohibía cambiar de neumáticos durante la carrera, salvo en caso de pinchazo, y solo se permitía entrar a boxes para repostar.

El sábado, Jarno Trulli (Toyota) lograba la pole position, aunque ya se sabía que esa pole, muy probablemente, no serviría para nada. Las conversaciones entre Michelin, los equipos y los responsables de la F1 continuaban sin una solución clara.

Y entonces, llegó el comunicado que lo cambió todo.

A las 11:00 de la mañana del domingo, apenas tres horas antes de la salida, Michelin anunció oficialmente que no podía garantizar la seguridad de sus neumáticos. Las escuderías afectadas (que eran 7 de las 10) decidieron no participar.

Lo comunicaron a la FIA y a Bernie Ecclestone, entonces máximo responsable de la F1. A las 14:00, hora española, la carrera comenzó… con solo seis monoplazas en pista: los Ferrari, los Jordan y los Minardi.

Lo que siguió fue un auténtico espectáculo grotesco: abucheos, silbidos, botellas volando al asfalto y miles de aficionados marchándose antes de que terminara la prueba. Indianápolis vivió una de sus jornadas más tristes.

Ferrari completó un paseo triunfal durante las 73 vueltas, con Michael Schumacher primero y Rubens Barrichello segundo. El tercer puesto fue para Thiago Monteiro, que subió al único podio de su carrera con Jordan.

La entrega de trofeos fue tan fría como el ambiente: Schumi y Barrichello levantaron sus copas con vergüenza contenida ante los pocos que quedaban en las gradas. Solo Monteiro celebró como si hubiera ganado, con una sonrisa desbordante entre el caos.


En España, Telecinco, que retransmitía la carrera en directo, cortó la emisión en mitad de la prueba con una frase lapidaria:

“Esto no es una carrera y no queremos aburrirles”.

Aquella carrera no será recordada por la acción, ni por la emoción, ni por los adelantamientos. Será recordada por la falta de soluciones, la desorganización y una gestión nefasta que puso en evidencia a todos los actores de la F1.

Un ejemplo de cómo no hacer las cosas, que afortunadamente no se ha vuelto a repetir a ese nivel en el mundo del automovilismo.

Post Daniel Moreno // @dmtorrejon

Comentarios

Entradas populares