UN ÚLTIMO DÍA DE LOCURA

El fútbol europeo vivió anoche uno de esos capítulos que quedarán grabados en la memoria de los mercados de fichajes.


El reloj apretaba, las oficinas ardían y las llamadas se cruzaban a mil por hora: los grandes campeonatos cerraban sus persianas y el caos se apoderaba de España, Inglaterra, Italia, Francia y Alemania.

Mientras algunos clubes parecían haber tenido todo el verano para fichar con calma, lo cierto es que las operaciones se amontonaron en la recta final como si se tratara de una película de acción. A última hora, sin apenas margen, cayeron nombres que retumbaron en todo el continente: Isak, Laporte, Sancho, Uche, Vardy… La nómina fue interminable.


En España, la jornada tuvo un protagonista inesperado: el Betis, que se hizo con el idolatrado Antony y, por si fuera poco, sorprendió arrebatando a Amrabat al eterno rival. Mientras tanto, el Sevilla intentaba responder a golpe de anuncios: Cardoso, Mendy y Alexis en un mismo día.


El Atlético presentó a Nico González, el Villarreal rompió su récord histórico con Mikautadze, la Real Sociedad se reforzó con Carlos Soler y Yangel Herrera, el Athletic recuperó a Laporte y hasta Osasuna apareció en la foto final con Becker. En total, más de 20 operaciones en LaLiga que movieron casi 100 millones de euros y, sobre todo, toneladas de ilusión.

Pero si en la península hubo movimiento, en las islas británicas la palabra adecuada fue descomunal. La Premier League volvió a mirarse al espejo y ver reflejado su propio exceso: 3.582 millones de euros invertidos, cinco veces más que LaLiga y muy por encima de Italia, Francia y Alemania. La estrella del día fue un fichaje histórico: Alexander Isak al Liverpool por 150 millones, récord absoluto de la liga inglesa.



A su alrededor, un goteo interminable de nombres mediáticos: Donnarumma rumbo al City, Sancho al Aston Villa, Hincapié al Arsenal, Kolo Muani al Tottenham, la vuelta de Guiu al Chelsea o Eze sumándose también a los gunners. Inglaterra volvió a demostrar que juega otra liga… también en los despachos.

En Italia, la Serie A no quiso quedarse al margen del espectáculo. El fichaje más sorprendente fue el de Jamie Vardy, que a sus 38 años aterrizó en la Cremonese para seguir siendo un símbolo de lucha y épica. El Milan se movió con astucia incorporando a Rabiot y al prometedor David Odogu, mientras el Inter apostaba por la experiencia de Akanji. El Nápoles añadió pólvora con Hojlund, la Juve reforzó su ataque con Zhegrova y la Roma sumó a Tsimikas. Incluso nombres legendarios como Raúl Albiol encontraron un nuevo destino en tierras italianas.


La Ligue 1 francesa también vivió movimientos de peso, con Pavard y Emerson desembarcando en Marsella para agitar un campeonato que busca recortar distancias con la Premier. Y en Alemania, la Bundesliga reforzó su cartel con fichajes de campanillas: Nico Jackson y Olise al Bayern, Aleix García y Terrier al Bayer Leverkusen, y hasta Pascal Gross sumándose al Dortmund para darle un aire nuevo al mediocampo.

El telón bajó con un último giro inesperado: operaciones que nadie tenía en el radar. Marco Asensio se marchó al Fenerbahce, Ederson hizo lo propio rumbo a Turquía y, como colofón, el Galatasaray sorprendió con la incorporación de Gündogan, que apenas unos meses atrás era uno de los fichajes estrella del Barcelona.


El mercado terminó, sí, pero la sensación es que lo que hemos vivido no ha sido solo un cierre, sino un terremoto. La temporada ya estaba servida, pero con esta avalancha de nombres, destinos imposibles y apuestas arriesgadas, el fútbol europeo acaba de añadir una dosis de drama y expectación extra.

Los despachos se apagaron, los contratos se firmaron en el último segundo y la música del mercado paró. Ahora solo queda ver quién acertó, quién se precipitó y quién quedará en la historia como el gran triunfador… o el gran perdedor de este verano de locura.

Post Redacción TSO

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