Villarreal CF: un verano de locura para soñar en grande
En Vila-real las campanas ya no repican solo por las fiestas del pueblo, repican porque el Submarino Amarillo se ha ganado el derecho a soñar en Europa con una plantilla que huele a historia. El verano 2025 ha sido una tormenta perfecta de fichajes, ventas y apuestas que han dejado al club con un once de quilates y un banquillo capaz de competir contra cualquiera. Tras 3 jornadas de Liga, 2 victorias y un empate en Balaidos. 7 puntos previos al parón de selecciones.
Porque el Villarreal, ese club de un municipio de apenas 50.000 habitantes, ha vuelto a demostrar que su grandeza no se mide en censos, sino en ambición. Lo vimos en el mercado: Mikautadze llegó desde Lyon por 31 millones, el fichaje más caro del verano groguet. Moleiro, la joya de Las Palmas, aterrizó con la promesa de darle aire fresco a la mediapunta. Y entre tanto talento joven, apareció la experiencia de Thomas Partey, que llega libre desde el Arsenal para darle jerarquía al centro del campo. A última hora, como regalos inesperados, Manor Solomon y Arnau Tenas se vistieron de amarillos para poner la guinda al proyecto.
Pero este Villarreal no solo se reforzó: también supo vender. Y vaya si lo hizo. La salida de Álex Baena al Atlético por 42 millones marcó el récord de ventas, Yeremi Pino puso rumbo a la Premier por 30 y Barry, tras una sola temporada, voló al Everton por 32,5 millones. Cada despedida duele, claro, pero en la Cerámica saben que esas operaciones son las que permiten traer futuro.
El resultado es una plantilla rejuvenecida, competitiva y con hambre. Marcelino tiene ante sí un reto precioso: juntar piezas nuevas con un bloque que todavía guarda la memoria de grandes noches europeas. Y qué mejor escenario para comprobarlo que la Champions. No será fácil: el Villarreal tendrá que medirse con gigantes como Manchester City, Juventus, Dortmund o Tottenham en la fase liga. Pero… ¿y qué? Este club nunca entendió de imposibles.
Han pasado ya 20 años desde que el Submarino se coló por primera vez en las semifinales de Europa, y casi dos décadas de la mítica Champions de 2006 en la que Riquelme y compañía pusieron el nombre de Vila-real en el mapa del mundo, recordado hace unos años por los pupilos de Emery. Hoy, ese espíritu vuelve a latir.
El Estadio de la Cerámica espera noches de esas que empiezan con nervios y terminan con abrazos, de esas que duran para siempre. Porque este Villarreal no quiere ser un invitado más en la Champions. Quiere ser protagonista. Y con el equipo que ha construido, quién sabe si no estaremos a las puertas de la temporada más grande de su historia.
Post Carlos LZ
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