Mourinho - Chelsea: Un idilio eterno


Hay entrenadores que, por muchos equipos que dirijan, siempre quedarán ligados a un club. A José Mourinho le pasará siempre con el Chelsea. Fue en Stamford Bridge donde se convirtió en The Special One, donde pasó de promesa brillante a mito del fútbol europeo.

Su primera etapa (2004-2007) fue sencillamente inolvidable. Llegaba tras ganar la Champions con el Oporto, se presentó al mundo diciendo: “I’m not one out of the bottle. I think I’m a Special One”, y desde ese día Londres ya no volvió a ser igual. Sustituyó a Claudio Ranieri y armó un Chelsea feroz: defensa de hierro con Terry y Carvalho, un portero imbatible como Cech, el temple de Makelele, la magia incansable de Lampard y la fuerza arrolladora de Drogba. A eso se sumaba la ambición sin límites del nuevo dueño, Roman Abramovich. 


¿El resultado? Un equipo que ganó 6 títulos y marcó época: dos Premier Leagues (2005 y 2006), dos Copas de la Liga (2005 y 2007), una FA Cup (2007) y una Community Shield (2005). Además, su Chelsea del 2004/05 solo encajó 15 goles en toda la Premier, récord aún vigente. Una muralla azul.

La segunda etapa (2013-2015) fue distinta. Mou regresaba tras un paso por el Real Madrid que lo había llevado a tres semifinales consecutivas de Champions. Más curtido, más polémico, pero con la misma aura. Esta vez se presentó como “I’m not the Special One anymore, I’m the Happy One”. Y feliz estuvo, al menos durante un tiempo: con Hazard, Diego Costa y Fàbregas conquistó la Premier League 2014/15 y la Copa de la Liga. Ese Chelsea lideró la liga inglesa durante 274 días seguidos, algo nunca visto. Sin embargo, la relación se desgastó y, tras un mal inicio en 2015, Mou se marchó de nuevo.


Curiosidad que muchos olvidan: en esa etapa coincidió con jugadores que luego serían estrellas mundiales (como Salah, De Bruyne o Lukaku), pero que nunca explotaron bajo su mando. Hoy, pensar en lo que pudo ser ese Chelsea si hubieran triunfado allí todavía hace soñar a muchos.

Mourinho salió dos veces de Stamford Bridge, pero nunca dejó de pertenecer a él. La afición le recuerda con cariño, con esa mezcla de respeto y nostalgia que se reserva solo a los más grandes. Porque más allá de los títulos, Mou cambió la mentalidad del club: enseñó al Chelsea que no solo podía competir, sino también dominar.

Por eso, cuando regresa con otro equipo, la grada se rinde a él. Porque Mourinho no fue un entrenador más en Londres: fue el hombre que convirtió al Chelsea en un gigante.

Post Daniel Moreno


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