Rumbo al Mundial 2026: LA MALDICIÓN DE LOS CAMPEONES

Seguimos con nuestro especial Rumbo al Mundial 2026 y hoy toca mirar de frente a uno de esos fenómenos que el fútbol intenta explicar… y no siempre puede: la Maldición del Campeón. Esa especie de sombra que persigue al equipo que levanta la Copa del Mundo y que, en demasiadas ocasiones, acaba convirtiendo el sueño en pesadilla cuatro años después.

Porque ganar un Mundial es lo máximo a lo que aspira cualquier futbolista. Representar a tu país ya es un privilegio al alcance de pocos; ganarlo, una hazaña histórica. Repetirlo… eso, de momento, es ciencia ficción. A excepción de Italia en 1934 y 38 Y Brasil en 1958 y 62 . Pero en este artículo nos centraremos en Francia 98 hasta Qatar 2022. 


Francia lo vivió en 2002 y lo vivió con estrépito. Venían de ganar en 1998 y la Euro en 2000. Eran una potencia absoluta, un equipo que llegaba a Corea y Japón como uno de los grandes favoritos. Pero el grupo A (Uruguay, Senegal y Dinamarca) se convirtió en una pesadilla. Derrota 1-0 ante Senegal, empate sin goles ante Uruguay, y un 2-0 de Dinamarca que cerró la herida. Tres partidos, cero goles. De campeones del mundo… a casa a la primera.


Italia tomó el relevo en 2010. Repitieron titulo en 2006 tras aquella final eterna ante Francia, con Lippi al mando y un grupo que parecía imposible de tumbar. Pero Sudáfrica fue otro escenario. Paraguay, Nueva Zelanda y Eslovaquia formaban un grupo que, sobre el papel, debía ser cómodo. Sobre el césped fue una trampa: empate a uno contra Paraguay, otro 1-1 ante Nueva Zelanda, y un 3-2 contra Eslovaquia que no dejó margen para reaccionar. Italia cayó… y lo más duro es que, años después, la caída se hizo más grande: no estuvieron en los Mundiales de 2018 ni en 2022. De campeones a ausentes. La Maldición, pero multiplicada.


España siguió la tradición en 2014. Más de media vida persiguiendo una estrella que por fin llegó en 2010, con una selección que cambió el fútbol para siempre. Pero Brasil 2014 fue una montaña que se bajó rodando. Contra Países Bajos, la herida se abrió rápido: España se adelantó, pero el 5-1 cayó como un mazazo generacional. Chile remató con un 2-0 que sentenció la eliminación y solo la victoria ante Australia maquilló un torneo que dolió más por lo que veníamos de ser.


Alemania en 2018 completó el cuarteto maldito. Campeona en Brasil, sólida, eterna, diseñada para repetir. Pero la realidad fue otra: derrota 1-0 ante México, victoria épica ante Suecia en el descuento, y un 2-0 contra Corea del Sur que los mandó a casa. La campeona del mundo eliminada… otra vez.

Y la pregunta sigue en el aire: ¿por qué pasa esto? ¿Falta de hambre? ¿Presión? ¿Qué todos salen a morder al campeón? ¿O simplemente que el Mundial es tan corto y cruel que cualquier mala tarde te manda al infierno? Seguramente, un poco de todo. El campeón baja un punto sin darse cuenta. El resto sube tres. El torneo no perdona.


Y ahora llega la parte que todos miramos con intriga. Porque la última campeona es Argentina, la de Messi, la que ganó en 2022 con una de las finales más increíbles que se recuerdan. Un equipo que mezcló épica, fútbol, sufrimiento y un liderazgo emocional que pocas selecciones han tenido.

La pregunta es inevitable: ¿Seguirá Argentina la tradición… o será la primera en romperla de verdad?

En unos meses lo sabremos. Mientras tanto, seguimos nuestro viaje rumbo a ese verano donde todos volvemos a ser niños. La semana que viene, México 86, el Mundial de Maradona. Homenaje a Diego por el 5º aniversario de su fallecimiento. 

Artículo Daniel Moreno

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