Commissioner's Cup, ¿realidad a corto plazo?


Por todos es sabido que la NBA es conocida por ser la liga más espectacular del mundo. Y esto es, en gran parte, debido a los pequeños ajustes en las reglas, tanto durante los partidos como los que atañen de manera más directa a la propia competición, las cuales generan grandes impactos en el ritmo de los partidos y el devenir de la competición. Incluso ejemplos como la inclusión de nuevos equipos en la liga, la redistribución de los equipos en las conferencias y otras medidas han dado la oportunidad a nuevos equipos a aspirar a la consecución de nuevos títulos para su franquicia siendo un buen paradigma de ello los vigentes campeones: Los Milwaukee Bucks.

Durante la pasada temporada 2020/21, jugadores, técnicos y sindicato se llevaban las manos a la cabeza conocedores de la nueva medida llamada “Play-in”, la cual consistía en una serie de uno a tres partidos entre los puestos 8º y 10º de cada conferencia para hacerse con esos dos últimos billetes para Playoffs, ampliando de esta manera las posibilidades a final de temporada y dando un aliciente especial con 2 objetivos claros: reducir el tan temido tanking y, por supuesto, crear un nuevo pico de audiencia previa a la tan esperada postemporada. La medida resultó ser todo un éxito y este año se seguirá apostando por ella.
Pese a ese crecimiento puntual, la liga ha ido sufriendo bajadas de audiencia durante regular season desde los últimos 3 años. Cierto es que las condiciones de la pandemia y dieron lugar a un parón inesperado, que los Playoffs de las finales sucedieron en circunstancias muy diferentes y que la reciente temporada ha tenido un calendario más cargado y complicado que ha roto con la frecuencia habitual a la que se había acostumbrado a telespectador y aficionado en general.


Por ese motivo, la idea que empezó a germinar hace ya algunos años entre La Comisión de la NBA y las diferentes franquicias de crear un torneo del “K.O” dentro del calendario de la temporada regular ha comenzado a ver sus brotes verdes este mismo año en la WNBA con la denominada “Commisioner’s Cup”. Torneo que ganaron las Seattle Storm y siendo cada una de las campeonas obsequiada con un premio de $30.000, además de un extra de $5.000 para Breanna Stewart como MVP de las finales.

Por supuesto que la idea de un torneo paralelo durante el transcurso de la competición nos es familiar a todos, pues queda claro que esta medida implantada en la liga femenina, y quién sabe si masculina a corto plazo, ha sido inspirada por las competiciones que tienen lugar tanto en el fútbol como el baloncesto Europeos, siendo un ejemplo de ello la Copa del Rey española que cada año logra unas cotas de audiencia y atención muy significativas por parte de los aficionados, además de generar unos importantes ingresos en la ciudad que acoge tal evento. De hecho, esta competición supone un llamativo escaparate para numerosos jugadores de la liga a nivel internacional y, por ende, una gran oportunidad para las jóvenes promesas de la ACB para revalorizar su candidatura y escalar algunos puestos en la carrera por llegar a los puestos más altos del próximo sorteo del draft.


Pese a que aún no hay nada definido, si que hay varias propuestas e ideas con las que configurar esta nueva iniciativa en la liga norteamericana. De acuerdo con la información ofrecida por Shams Charania en “The Athletic”, algunas de estas propuestas serían que el torneo tenga lugar durante o en el ecuador de la competición, que sea un torneo breve con eliminatorias a un partido y, por supuesto, conceder un premio por jugador (se baraja repartir 1 millón de dólares por cabeza) y otro a la franquicia, que en este caso podría llegar a consistir en una elección extra en el próximo draft completamente traspasable y comprendida entre los puestos 14 y 15 de primera ronda. Se contempla además la posibilidad, como sucede en España y otros países, de que se elija una sede oficial cada año para la celebración del evento, sonando como primera opción la siempre predispuesta ciudad de Las Vegas.

Estas medidas servirían como aliciente para que los equipos no reserven con tanto celo a sus estrellas, invitándolos a jugar un mayor número de partidos de mayor significado y así levantar un trofeo a mitad de temporada que contribuya a mejorar su estatus en la liga, ya sea favoreciendo su situación dentro de la plantilla o revalorizándose en el mercado de cara a un posible traspaso o negociación de una nueva extensión de contrato. Sobra decir que, de cara a algún gran proyecto, el hecho de al menos ganar un trofeo pese a no ser el anillo de campeón, ya mantendría a buena parte de los aficionados y accionariado de la franquicia en cuestión contentos, permitiendo que los proyectos puedan ir tomando forma de una manera más natural y con más tiempo de preparación que en la actualidad donde son cada vez más los general managers que se juegan el devenir inmediato de sus equipos a una carta, juntando contratos astronómicos que serán insostenibles en el transcurso de las temporadas debido a las restricciones generadas por el tope salarial.

Pero no son todo buenas noticias para esta lucrosa y de seguro bien acogida iniciativa por el aficionado medio, pues los propios jugadores, respaldados por el sindicato y su nuevo líder sindical C.J. McCollum (sustituto este año de Chris Paul tras 8 años de éste en el puesto) por el momento se sitúan en una posición contraria a sumar más partidos al ya de por sí cargado calendario de 82 partidos previos a los Playoffs, a los que ahora se le sumarían nuevos viajes y una mayor intensidad en la competición. Realmente es esa intensidad mantenida en el tiempo la cuestión que más preocupación genera dentro del gremio, ya que en los últimos tiempos muchos jugadores han visto como compañeros de equipo se lesionaban de gravedad, sirviendo de ejemplo de lo que podría llegar a suceder y dejando a sus equipos completamente vulnerables de cara a las fases finales del campeonato siendo Klay Thompson, Victor Oladipo o James Harden buena muestra de ello.

Esta situación no hace más que obligar al Comisionado Adam Silver y su equipo a pensar en un complicado pero plausible equilibrio en forma de incentivo tanto para los profesionales que participarían en esta iniciativa, como para los grandes consumidores de este contenido que son los aficionados y, por supuesto para las propias franquicias con el ánimo de que colaboren activamente en la planificación y consentimiento para que la propuesta deje de ser una conjetura y se convierta en realidad.

POST Javier Navarro 



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