La amarga travesía del Arsenal


El declive deportivo tras el ruinoso final del proyecto de Arsène Wenger sigue haciendo estragos en el club londinenes. El club 'gunner' pierde dinero por primera vez desde 2002. Su bajón en lo deportivo comienza a reflejarse en el área económica. La ausencia en Champions complica los planes de futuro de una entidad a la deriva. 

El Arsenal de Arsène Wenger se ganó por derecho propio entrar en el reducido grupo de los equipos de fútbol que conquistan para siempre al aficionado. A finales del siglo XX y principios del XXI, los 'gunners' ganaron tres Premier League, llegaron a una final de Champions League y se hicieron con siete títulos de FA Cup y otros tantos de Community Shield. Una época dorada que se ha olvidado debido a la travesía que engloba al club en los últimos años y que, desde la salida del entrenador galo en 2018, ha cristalizado en un doloroso ocaso que, finalmente, también ha tenido reflejo en lo económico.


El club londinense pierde dinero desde la temporada 18/19, hecho que no ocurría desde 2002. El Arsenal se dejó 31 millones de euros después de impuestos, en comparación con los 65 de beneficio que tuvo en la temporada anterior. En un equipo de fútbol de élite, salud económica y rendimiento deportivo van de la mano, y por ahí se empieza a entender el definitivo fin de ciclo que se vive en el Emirates.

La necesidad de renovar una plantilla que ha dejado de ser competitiva ha tenido una doble consecuencia: un gran gasto en fichajes a la desesperada y la incapacidad de usar a los futbolistas en propiedad como moneda de cambio rentable. Por ejemplo, el conjunto 'gunner' hizo de Nicolas Pépé el fichaje más caro de su historia (80 millones de euros que sumaron a los 60 pagados por William Saliba y Kieran Tierney) y tuvo a Alex Iwobi como venta más reseñable por 'solo' 30 millones. Así se entiende mejor el cambio por el que se han ido todos los beneficios del Arsenal: ha bajado sus ingresos por traspasos en un 90% (de 140 a 14 millones de euros) en tan solo una temporada. Si bien es cierto, desde la llegada de Arteta las cosas se están haciendo de una mejor manera, la necesidad de formar un buen plantel es una buena baza económica para los equipos a la hora de negociar con ellos. 


Otra vertiente del declive del Arsenal ha sido su ausencia de las últimas cuatro Champions League. No es una elucubración sin más: el mismo club admite que sus ingresos se han visto mermados por la bajada en el escalafón europeo del equipo. Lo cierto es que el equipo se ha perdido las ediciones en las que el torneo ha aumentado sus premios a los participantes, merced a los nuevos contratos televisivos conseguidos por la UEFA.

Sumados los cursos 17/18 y 18/19, en los que llegó a semifinales y a la final de Europa League, los ingresos fueron de 76,6 millones de euros. En base a su coeficiente europeo (los resultados deportivos acumulados en la última década) y a la cuota televisiva, el Arsenal habría podido ganar esa cantidad llegando a octavos de final de la pasada Champions League, en la que el Barcelona se hizo con 117 millones. Para esta temporada, el panorama es aún peor: no juega competición europea, lo que reducirá considerablemente el dinero a percibir.


A pesar de los nuevos contratos con Adidas y Fly Emirates que aumentarán los ingresos del club, las palabras de su presidente, Chips Keswick, son premonitorias: "Otra temporada fuera de la Champions League continuará presionando nuestros resultados financieros".

El dirigente este año podría tener buenas noticias. El Arsenal ahora mismo va sexto con 36 puntos, a uno del West Ham (quinto) y a 2 de puestos Champions, es decir, mucho más cerca del objetivo que temporadas pasadas. El curso, comenzó con 3 derrotas seguidas y  con Mikel Arteta, discutido, al frente de un nuevo proyecto que intente levantar el vuelo de un histórico europeo que ha caído en el saco de los gigantes venidos a menos.

A los londinenses, al menos, les queda aún el consuelo de seguir ostentando un récord de la era Premier: terminar invicto una temporada. Los 'gunners' retendrán, como mínimo un curso más, el registro que consiguieron en la 2003/2004, cuando ganaron la Premier League con 26 partidos ganados y 12 empatados. Ecos de un pasado que, sin ninguna duda, fue mejor, pero que poco a poco están intentando retomar. 





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