Ni más ni menos que Austin Reaves
Como todos bien sabemos, la NBA es sinónimo de espectáculo. Cada temporada hay millones de historias que contar, y todas relacionadas con héroes y villanos, ganadores y perdedores, dramas y alegrías.
Esta competición ha crecido de manera global apoyándose en
tres pilares fundamentales, que no son otros que el ya citado espectáculo, la
participación directa de los aficionados y, por supuesto, las historias personales.
Y no es, si no en este último apartado en el que podemos recordar grandes
ejemplos de superación, como los 50 puntos de un renacido Derrick Rose en
Minnesota, con lágrimas cayendo por sus mejillas cuando todo el equipo le
abrazaba, mientras el Target Center de Minneapolis coreaba emocionado “MVP-MVP-MVP.
Grandes historias como el último partido de la carrera de la
legendaria “Mamba Negra”, demostrando una vez más que su instinto y obsesión
por el trabajo dejará un eterno legado en la memoria de este deporte. Grandes
recuerdos con Iverson atropellando sus palabras en el Hall de la Fama agradeciendo
a su entrenador del instituto que creyera en él, porque eso le había salvado la
vida.
Por supuesto, la historia de Austin Tyler Reaves puede
llegar a relacionarse con ésta última, pues el Laker ha puesto patas arriba a
la afición angelina con sus actuaciones en la pista durante todo el mes de
marzo. Justo el mes que LeBron permanecía apartado del parqué debido a una
lesión.
Pero, ¿por qué nos llama tanto la atención esta situación y qué relación tiene, o puede tener, con la de Jeremy Lin?
Este chico, nacido y criado en un pequeño pueblo de Arkansas
llamado Newark, de tan sólo 1.170 habitantes, respiró desde muy temprana edad
el baloncesto. Tanto su padre como su madre y, más tarde su hermano mayor, jugaron
al baloncesto en categorías universitarias. De hecho, fue su propio progenitor,
Bryan Reaves, quien realizó las funciones de entrenador para el joven Austin
hasta que este llegó al instituto. Y no lo debió hacer nada mal ya que, en su época
en Cedar Ridge, consiguió 2 títulos estatales promediando la friolera de 32
puntos por partido.
Su manejo de balón, los movimientos de pies y cadera,
siempre con el foco puesto en la canasta, sobrepasaban alarmantemente a sus jóvenes
competidores, que tan sólo podían recurrir a dobles defensas y ayudas varias en
cada ataque en el que Reaves se veía involucrado.
Lamentablemente, y como en otras ocasiones ya ha sucedido,
estos galardones no le sirvieron para llamar la atención de alguna de las universidades
más prestigiosas a nivel nacional. De modo que optó por la oportunidad que los
Shockers de Wichita State le brindaron … hasta que dos años más tarde decidió
solicitar un traspaso a la universidad de Oklahoma debido a que su rol en el
equipo no le iba a servir para alcanzar su meta de convertirse en jugador
profesional.
Y fue ahí donde logró encontrar su lugar, al menos por el
momento.
Por supuesto, tras estos años en la universidad el escolta
de 1.96m decidió apuntarse al draft de la NBA en el año 2021, y empezó a acudir
a entrevistas, entrenamientos y unirse a los decisivos “Combines” donde todos
los equipos harían sus cábalas de cara a la noche decisiva.
Una noche en la que Austin no llegaría a escuchar su
nombre.
Al igual que sucedió con Jeremy Lin, pero también siguiendo la historia de Ben Wallace, José Manuel Calderón, Bruce Bowen o el mismo Fred Van Fleet, el de Newark dependía de la apuesta personal de algún directivo que creyera en él, pues hasta ahora el hecho de llegar al draft con 23 años suponía ser un “veterano” entre las jóvenes promesas, pero jamás hubiera esperado quedarse completamente apartado tras 60 jugadores nombrados.
Finalmente fueron los Lakers los que le ofrecieron un
contrato de ida y vuelva entre la Liga de Desarrollo y la NBA. Un 2-way
contract de toda la vida, con el que el equipo angelino se guardaba opciones de
futuro con este chico al que se le veía rebosante de versatilidad y una refrescante
confianza.
Finalmente, durante su temporada rookie, jugó 61 partidos
con más de 20 minutos por partido en un equipo a la deriva, pero en el que
comenzaba a construir una agradable relación con LeBron James, Anthony Davis y
un Westbrook que siempre le apoyó.
¿Entonces lo de Austin Reaves no es nuevo? Sí…pero no.
El juego del Kobe de Campo ha sido muy consistente, lleno de
intangibles y de visión colectiva en el terreno de juego, pero es en esta
temporada cuando más cómodo se le está viendo con el balón y es qué, tanto su tempo
como su cadencia en movimientos ofensivos, desbaratan defensas completas, muy
acostumbradas a tiros exteriores, penetraciones sin titubeos y un juego más acorde
a estos tiempos.
Lo excepcional del compatriota de Johnny Cash y Bill Clinton
(ambos oriundos del Estado de Arkansas) es que sus fintas de tiro, sus paradas
y rectificados en la pintura y sus tiros a media, corta y larga distancia, le
hacen un jugador altamente impredecible para las defensas actuales. Si a esto
le unimos esa confianza que a los directivos les hizo apostar por él, y la
confianza del propio equipo en su labor, podemos tener un cóctel fantástico
para la Ciudad de Los Ángeles.
El escolta, jugando tan sólo 2 minutos más, ha promediado
durante este mes 6.2 puntos y casi 4 asistencias más por partido que cuando
salía del banco y con unas actuaciones llenas de highlights, deleitándonos con
grandes robos, mates y canastas imposibles que dejan implantado un resorte en
nuestro trasero, el cual salta sin remedio cada vez que vemos cruzar la pista
al 15 de los Lakers. Sobre todo tras su partido de 35 puntos frente a Orlando,
con un más que notable 64% en tiros de campo y 16 de 18 tiros libres anotados
para darle una muy necesitada victoria a los de púrpura y oro.
Todo esto le ha servido al jugador de 24 años para ganarse
aún más el respeto de la grada, del equipo y de jugadores alrededor de la liga.
Y su premio llegó cuando, en la vuelta de LeBron frente a los Bulls, el Sr.Reaves
volvió a salir de titular, quedándose el Rey esperando en el trono.
¿Será Austin Reaves una pieza de futuro para estos Lakers? ¿O
dentro de unos años se le recordará con cariño como aquella Cenicienta de
Newark, quien durante un corto periodo de tiempo nos hizo soñar como ya nos
sucedió con Lin y tantos otros?
Como siempre, solo la historia nos lo dirá…y en The Special
One te lo contaremos.
Javier Navarro
@xoponos / @hooponos
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