- Partidos = + Espectáculo



Tras la polémica causada por las lesiones en el último parón de selecciones, la discusión de si están sobre explotados los futbolistas está en boca de todos nuevamente. La semana anterior en TSO expusimos las graves consecuencias que tiene la baja temporal de un jugador. Dimensionamos todas las áreas y componentes afectados, demostrando la cadena de males que puede iniciarse únicamente por una lesión.


A la hora de buscar una solución, surgen varias propuestas desde las vertientes de la preparación física, la readaptación de lesiones y la fisioterapia. Profesionales de los sectores mencionados arrojan luz sobre temas desconocidos para el espectador promedio, y la mayoría probablemente mejorarían de alguna manera u otra la situación actual. Aumentar la inversión en servicios médicos, mayor poder de decisión de una figura médica que no tenga ataduras o intereses en una rápida reincorporación del futbolista, mayor espacio para la pretemporada, más descanso y preparación entre partidos lo cual mejorará el entrenamiento invisible, etc. La no cumplimentación de estas ideas son los causantes, según varios expertos, del aumento de las lesiones en la última década.


Sin embargo, a pesar de aplicar las medidas expuestas, la verdadera raíz del problema, bajo mi criterio, seguiría haciendo mella en el estado físico de los futbolistas. La solución directa, con un mayor impacto inmediato y, más importante todavía, a largo plazo, es la reducción masiva de encuentros. El calendario futbolístico necesita una reestructuración que otorgue más descanso entre partidos y en vacaciones, menos desplazamientos fuera de casa, y mayor tiempo para la preparación física y táctica de los enfrentamientos. La única manera de lograr todos estos beneficios es reduciendo los partidos que se disputan por temporada.


¿Y si las principales ligas pasaran a ser de 16 equipos cada una?. De esta manera se eliminarían 8 partidos, lo cual, por ejemplo, evitaría realizar jornadas ligueras intersemanales. Por otro lado, cada vez más equipos participan en competiciones europeas, más aun próximamente con la reforma que sufrirá el formato de la UEFA Champions League. ¿No se supone que la mayor competición de clubes está reservada para los mejores equipos del continente? Uno desea ver la Champions para disfrutar de duelos trepidantes que generan una enorme expectación, no para ver a equipos de segundo nivel o de ligas menores. 

Reducir las plazas que dan acceso a Europa, eliminando los partidos de ida y vuelta en la fase de grupos evitaría acumular enfrentamientos en los primeros meses de competición, fase de la temporada donde los jugadores están todavía aclimatándose al ritmo y donde una lesión podría ser fatal para el devenir de esta. Por último, a nivel de clubes, todas las competiciones con el sobrenombre de “Supercopa” podrían eliminarse. Puede resultar una opinión polémica, pero es un título de menor escala, que por lo menos en España ya supone un desplazamiento a otro continente en mitad de la temporada para disputar dos encuentros contra equipos de la propia liga nacional.


La semana pasada hablábamos de eliminar los parones de selecciones, pero ¿entonces como clasificarían los equipos a la Eurocopa o al Mundial?. El fútbol es el único deporte donde el campeón de la anterior edición no está clasificado para la siguiente. Un sistema donde el campeón del anterior Mundial y los ganadores de todas las competiciones continentales previas a cada Mundial están automáticamente clasificados, aliviaría la carga de partidos para varios combinados nacionales. Además, también podríamos considerar otorgar una plaza a los subcampeones o mínimo que tengan más facilidades para obtener su billete. Para completar los cupos, un sencillo sorteo por bombos según la clasificación en el ranking FIFA donde a través de enfrentamientos eliminatorios vayas avanzando fases que te acercan a clasificarte, haría considerablemente más entretenido y compacto las clasificatorias, donde además los equipos con mejor puesto en el ranking disputen menos encuentros.


Si se produjera una vasta disminución de los encuentros, sumado a todas las ideas mencionadas al inicio, el impacto sería tremendamente positivo. Se producirían menos desplazamientos, más tiempo de descanso tanto durante la temporada como en el periodo vacacional y todo ello derivaría en menos acumulación de estrés, lo cual está comprobado científicamente que disminuye el rendimiento y aumenta la probabilidad de lesión.

En definitiva, al disputarse menos partidos, los que se juegan tendrían mayor expectación, debido a que en su mayoría contarían con los mejores de cada plantilla, y además el nivel sería paulatinamente superior al actual, gracias a que las estrellas están más descansadas y preparadas para ofrecer su mejor versión sobre el césped. Esto significaría un ‘win-win’ para todas las partes implicadas; los jugadores, los clubes y los espectadores.

POST Luca Ortíz // @lucacho999

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