Jens Lehmann y esos porteros de antes
Hubo una época en la que los porteros alemanes parecían de acero. No hablaban: rugían. No temblaban: imponían. Y entre todos ellos, Jens Lehmann fue el más imprevisible, el más fascinante.
En el BVB se reencontró con su mejor versión. Fue campeón de la Bundesliga 2001/02 y llegó hasta la final de la UEFA, consolidándose como uno de los mejores porteros de Europa. Su estilo con salidas agresivas, liderazgo feroz y reflejos inhumanos, dividía opiniones, pero a nadie dejaba indiferente. Lehmann no solo paraba; dominaba el área como si fuera territorio personal.
En 2003, Arsène Wenger lo llamó para sustituir a Seaman en el Arsenal. Nadie imaginaba que aquel alemán temperamental sería el guardián del equipo que haría historia. En la temporada 2003/04, Lehmann lo tapó todo, lo ordenó todo y, sobre todo, no perdió ningún partido. 38 jornadas invicto. “The Invincibles” no hubiesen sido lo mismo sin su voz rugiendo desde el arco.
Lehmann se convirtió en un símbolo del Arsenal más competitivo de la era moderna, finalista de Champions en 2006, donde fue expulsado ante el Barcelona en una de las noches más crueles para un portero. Pero incluso ahí, caído, seguía con la mirada desafiante. Era pura esencia Lehmann: orgulloso hasta en la derrota.
Y entonces llegó el Mundial de 2006, en casa. Klinsmann decidió apostar por él, desatando un terremoto mediático. En los cuartos de final ante Argentina, Lehmann se convirtió en leyenda: atajó dos penales decisivos y sacó un papel de su media, un listado con las preferencias de los lanzadores argentinos, que hoy es historia del fútbol alemán. Kahn lo abrazó tras el partido. Fue el cierre perfecto de una rivalidad feroz convertida en respeto.
Lehmann era tan brillante como imprevisible. Se graduó en Economía, pilotaba aviones y, años después, fue entrenador de porteros y comentarista televisivo. Siempre con la misma franqueza brutal que lo hizo tan querido como temido.
En su última etapa como jugador, en el Stuttgart, Lehmann siguió fiel a su estilo: brillante bajo palos, imprevisible fuera de ellos. En 2009 fue suspendido temporalmente por el club tras abandonar el estadio en pleno partido para cruzar la grada y tomarse una cerveza con un amigo, una de esas historias que solo podían tenerlo a él como protagonista.
En total, Lehmann jugó 854 partidos oficiales, encajó 875 goles y dejó 307 porterías imbatidas. En el Arsenal disputó 199 encuentros, y con el Borussia Dortmund, 179. En el Schalke, su primera casa, alcanzó los 274, coronándose en la memoria de tres clubes históricos. Algunos datos curiosos suyos:
Fue el primer portero en marcar un gol de jugada en la Bundesliga.
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Paró 5 de los 12 penaltis que le lanzaron en Champions League.
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En 2006 fue elegido Mejor Portero del Año por la UEFA.
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Era tan obsesivo que llevaba notas escritas con patrones de los rivales en su media.
Y cuando se retiró, lo hizo dos veces: en 2010 y otra en 2011, cuando el Arsenal lo llamó de emergencia… ¡y volvió con 41 años!
PD: Para los españoles, siempre quedará grabada en la memoria aquella imagen de Jens Lehmann saliendo a la desesperada en la final de la Euro 2008, mientras Fernando Torres, se anticipaba para marcar el gol que nos dio la segunda Eurocopa de nuestra historia. Aquel instante no fue solo un gol: fue el comienzo de una era dorada, el momento en que el “Niño” rompió el muro alemán y despertó a toda una generación. Lehmann quedó tendido en el suelo, mirando al cielo de Viena… y España, por fin, mirando al futuro con una sonrisa eterna.
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