Jens Lehmann y esos porteros de antes

Hubo una época en la que los porteros alemanes parecían de acero. No hablaban: rugían. No temblaban: imponían. Y entre todos ellos, Jens Lehmann fue el más imprevisible, el más fascinante.


Nacido en Essen en 1969, Lehmann comenzó su carrera en el Schalke 04, donde rápidamente mostró lo que sería su sello: reflejos felinos, valentía sin límites y una personalidad que encendía partidos. Con los mineros vivió una historia de amor y fuego: llegó a marcar un gol en Bundesliga (sí, un portero goleador) y fue héroe en la Copa de la UEFA de 1997, atajando penales y desatando la locura en Gelsenkirchen.


Pero su carácter volcánico acabó empujándolo fuera. De Schalke pasó por un breve y gris paso por el Milan antes de regresar a Alemania, esta vez para vestir el amarillo y negro del Borussia Dortmund.

En el BVB se reencontró con su mejor versión. Fue campeón de la Bundesliga 2001/02 y llegó hasta la final de la UEFA, consolidándose como uno de los mejores porteros de Europa. Su estilo con salidas agresivas, liderazgo feroz y reflejos inhumanos, dividía opiniones, pero a nadie dejaba indiferente. Lehmann no solo paraba; dominaba el área como si fuera territorio personal.

En 2003, Arsène Wenger lo llamó para sustituir a Seaman en el Arsenal. Nadie imaginaba que aquel alemán temperamental sería el guardián del equipo que haría historia. En la temporada 2003/04, Lehmann lo tapó todo, lo ordenó todo y, sobre todo, no perdió ningún partido. 38 jornadas invicto. “The Invincibles” no hubiesen sido lo mismo sin su voz rugiendo desde el arco.

Lehmann se convirtió en un símbolo del Arsenal más competitivo de la era moderna, finalista de Champions en 2006, donde fue expulsado ante el Barcelona en una de las noches más crueles para un portero. Pero incluso ahí, caído, seguía con la mirada desafiante. Era pura esencia Lehmann: orgulloso hasta en la derrota.


En la selección alemana, su historia fue una novela dentro de la novela. Durante años vivió a la sombra de Oliver Kahn, el símbolo del Bayern y del Mundial 2002. Lehmann, sin embargo, nunca aceptó ser segundo. Su duelo fue más psicológico que deportivo, una rivalidad que dividió a Alemania entera.

Y entonces llegó el Mundial de 2006, en casa. Klinsmann decidió apostar por él, desatando un terremoto mediático. En los cuartos de final ante Argentina, Lehmann se convirtió en leyenda: atajó dos penales decisivos y sacó un papel de su media, un listado con las preferencias de los lanzadores argentinos, que hoy es historia del fútbol alemán. Kahn lo abrazó tras el partido. Fue el cierre perfecto de una rivalidad feroz convertida en respeto.


En total, Lehmann disputó 61 partidos con Alemania, siendo parte de dos Mundiales (2002 y 2006) y la Euro 2008, donde fue subcampeón. Su carácter lo mantuvo siempre en el foco: discutía con árbitros, con defensores, con periodistas… pero jamás con su pasión.

Lehmann era tan brillante como imprevisible. Se graduó en Economía, pilotaba aviones y, años después, fue entrenador de porteros y comentarista televisivo. Siempre con la misma franqueza brutal que lo hizo tan querido como temido.

En su última etapa como jugador, en el Stuttgart, Lehmann siguió fiel a su estilo: brillante bajo palos, imprevisible fuera de ellos. En 2009 fue suspendido temporalmente por el club tras abandonar el estadio en pleno partido para cruzar la grada y tomarse una cerveza con un amigo, una de esas historias que solo podían tenerlo a él como protagonista.


Ese mismo año también se coló en el Oktoberfest sin permiso del club, lo que volvió a generar titulares. Aun así, siguió rindiendo a gran nivel hasta su retirada en 2010, demostrando que su carácter indomable era tan legendario como sus reflejos.

En total, Lehmann jugó 854 partidos oficiales, encajó 875 goles y dejó 307 porterías imbatidas. En el Arsenal disputó 199 encuentros, y con el Borussia Dortmund, 179. En el Schalke, su primera casa, alcanzó los 274, coronándose en la memoria de tres clubes históricos. Algunos datos curiosos suyos: 

  • Fue el primer portero en marcar un gol de jugada en la Bundesliga.

  • Paró 5 de los 12 penaltis que le lanzaron en Champions League.

  • En 2006 fue elegido Mejor Portero del Año por la UEFA.

  • Era tan obsesivo que llevaba notas escritas con patrones de los rivales en su media.

Y cuando se retiró, lo hizo dos veces: en 2010 y otra en 2011, cuando el Arsenal lo llamó de emergencia… ¡y volvió con 41 años!


Jens Lehmann fue mucho más que un portero. Fue un personaje, un competidor, un tipo que vivía cada minuto como si fuera el último. Se peleó con medio mundo, discutió con entrenadores, desafió rivales y aun así se ganó un lugar eterno en la historia del fútbol.

Su carrera no fue perfecta, pero sí inolvidable: del Schalke al Arsenal de los Invencibles, del BVB a la portería de Alemania en su Mundial. Siempre intenso, siempre al límite, siempre Jens.


PD: Para los españoles, siempre quedará grabada en la memoria aquella imagen de Jens Lehmann saliendo a la desesperada en la final de la Euro 2008, mientras Fernando Torres,  se anticipaba para marcar el gol que nos dio la segunda Eurocopa de nuestra historia. Aquel instante no fue solo un gol: fue el comienzo de una era dorada, el momento en que el “Niño” rompió el muro alemán y despertó a toda una generación. Lehmann quedó tendido en el suelo, mirando al cielo de Viena… y España, por fin, mirando al futuro con una sonrisa eterna.




Post Carlos LZ

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