Kompany: De descender a imbatido de Europa


Hay algo magnético en ver a un entrenador que no teme construir desde cero. Vincent Kompany pasó de levantar trofeos como capitán del Manchester City a empezar su carrera en los banquillos lejos de los focos, en el Anderlecht y luego en el Burnley. Lo que vino después fue una revolución silenciosa que terminó llevándolo a uno de los banquillos más exigentes del mundo: el del Bayern Múnich. Hoy en Champions tiene un hueso para seguir con la racha: El actual campeón, el PSG.

En Inglaterra, Kompany transformó al Burnley con una idea de juego tan valiente como arriesgada. Apostó por el balón, por el control, por esa manera de atacar que no entiende de nombres sino de automatismos. Su Burnley jugaba como un grande: presión alta, ritmo eléctrico y una posesión cercana al 65%. Arrasó en Championship, fue elegido mejor técnico del torneo y devolvió al club a la Premier.


Pero el salto a la élite fue cruel. Con menos recursos, su idea se vio desbordada. El equipo descendió, pero Kompany no cambió su forma de mirar el fútbol. No se rindió. Y en esa caída encontró su ascenso.

Cuando el Bayern buscaba un nuevo líder para reconstruirse, apareció un nombre sugerido por alguien con voz más que autorizada: Pep Guardiola. El que fue su entrenador en el City lo recomendó sin dudar: “Kompany entiende el juego y entiende a la gente”, dijo entonces el técnico catalán.


El Bayern apostó por él, valorando su liderazgo natural y su capacidad para unir a un vestuario. Kompany lo dejó claro desde el primer día: “Combino mis ideas con mi personalidad… pero es un error no hacer tu propio camino.” Firmó hasta 2029. Y, aunque el primer año fue irregular, aunque ganaron de nuevo la Bundesliga, la sensación era clara: algo se estaba gestando.

La temporada 2025/26 ha sido la confirmación de esa intuición. El Bayern no solo gana: arrasa. Invicto hasta ahora, lidera Bundesliga y Champions con autoridad.  Hasta el último partido, que fue la victoria 3-0 frente al Bayer Leverkusen, Kompany suma 55 partidos oficiales como entrenador del Bayern, con 38 victorias, 9 empates y 8 derrotas


Kompany ha devuelto la alegría, la energía y la unión a un club que había perdido parte de su identidad. Directivos y jugadores coinciden en algo: el vestuario respira fútbol y compañerismo. Y eso, en Múnich, ya es decir mucho.

Su sello es reconocible: presión adelantada, posesión estructurada pero viva, extremos verticales y mediocampistas que piensan en progresar siempre hacia adelante. Usa sistemas flexibles (del 4-3-3 al 4-2-3-1) y exige una cosa a todos: valentía.

Jugadores como Musiala, Kane o Luis Díaz son el reflejo perfecto de esa idea. El primero, con libertad total entre líneas; el segundo, más conectado y participativo que nunca; y el colombiano, con un arranque de temporada demoledor: cinco goles y cuatro asistencias.


Kompany no teme apostar por los jóvenes. Los hace crecer, los convierte en protagonistas, y construye equipos que parecen disfrutar tanto como él desde la banda.

El Bayern ha encontrado algo más que un entrenador. Ha encontrado una identidad nueva, sin renunciar a su esencia. Kompany representa esa nueva generación de técnicos que mezclan la influencia de Guardiola con un camino propio, donde el liderazgo es humano y la táctica, una herramienta al servicio del grupo.

De Burnley al Allianz Arena, de los descensos a las noches de Champions, Vincent Kompany ha demostrado que las revoluciones más potentes no siempre nacen en los grandes escenarios, sino en la convicción de quien se atreve a creer antes que nadie.

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